Menú
Suscripción

No garantizar la logística tiene un precio

  • Última actualización
    08 mayo 2025 10:48

La logística ha intentado obtener el respeto de la sociedad a la que sirve a base de datos, explicaciones reiteradas y realidades innegables. No se ha conseguido, al menos no a unos niveles mínimamente aceptables. Ni se conseguirá, mientras el sector no se haga de valer, de alguna otra forma.

La única esperanza que tenemos de que se entienda al fin la importancia de la logística es a base de catástrofes. Somos así, qué le vamos a hacer. A base de Covid, DANA, Filomenas, apagones y colapsos ferroviarios por la sustracción de cobre. Cuando falta el suministro, sí nos acordamos del mundo logístico. Cuando los supermercados no tienen mercancía porque no ha podido llegar el camión. Cuando nuestro tren no sale porque sin cobre no hay señalización. Cuando el avión se retrasa porque la nieve no deja despegar y/o aterrizar, es entonces cuando se ve que la vida, el sagrado estado del bienestar depende en buena medida de que la logística funcione. Los fallos que se han acumulado en el transporte de viajeros y mercancías en los últimos tiempos con los puñeteros acontecimientos históricos han dejado ya más que claro que sin transporte se podría vivir, pero que eso no sería vida.

Pensemos en lo que daríamos porque nosotros o nuestros productos pudiéramos seguir el viaje

Lo curioso es que eso, que está más que demostrado que es así, no se protege en proporción. Cómo es posible, me interrogo angustiado, que diría Forges, que el robo de unos cientos de euros en cobre pueda amargar los planes a miles de viajeros. La respuesta es clara: porque se puede hacer y porque no les pasa nada si se hace. Hablamos de robo de cable porque es lo único que actualmente está demostrado. Para sabotaje o para financiarse un pico, está por ver, pero que es un robo de cable parece que está demostrado. Si nos damos cuenta, aunque sea a base de golpes de lo importante que es el transporte, lo necesario que es tomar medidas rotundas para que estas cosas no pasen, deberíamos estar de acuerdo también en que hay que tomar medidas acordes con el daño extremo que genera el no tomarlas. Cable bajo tierra, escondidos poco menos que en tubos como cajas fuertes, dejarían claro que lo que se guarda es un tesoro, por el inmenso valor del servicio que prestan, no por lo que se paga por ello en la chatarrería. ¿Es inconcebible quedarnos sin transporte? Pues a construir vías especiales para transportes imprescindibles, cuidar a los conductores, proteger los trenes y hacer, por la vía del respeto y la consideración, más sexys las profesiones logísticas. Todo esto, claro, hay que pagarlo. Invertir un dinero en asegurar el servicio de transporte a unos niveles muy por encima de los actuales conseguiría, en cierto modo, que se valorará de forma contundente la logística. Si no, volveremos a entrar en la lotería esa de saber cuándo sales de casa, pero no cuándo podrás volver. Volveremos a correr peligro de encontrar estantes vacíos, vuelos atrasados, trenes suspendidos, carreteras intransitables, planes y planificaciones destrozados. En definitiva, no nos libraremos de que nos vuelvan a tratar como a ganado. Si creemos que asegurar un poco más la prestación de los servicios de transporte sería caro, pensemos en lo que daríamos porque nosotros o nuestros productos pudiéramos seguir el viaje.