Nos venimos quejando desde hace años de la excesiva presencia política en los consejos de Administración de las Autoridades Portuarias. Esa excesiva politización, en detrimento del justo y necesario peso de la empresa privada, ha cambiado poco a poco, año tras año... a peor. En lugar de ir dejando paso al criterio de los que realmente saben de esto, los profesionales que llevan toda una vida en el tema, crece exponencialmente el peso del partido ganador de las elecciones locales, autonómicas o nacionales. Y como ahora hay elecciones un día sí y otro también, tenemos cambios en las Autoridades Portuarias cada día.
Está claro que los gobiernos deben tener su representación en los Consejos de Administración de los Puertos, y que, por supuesto, Puertos del Estado puede poner y relevar a sus representantes cuando lo considere oportuno. A partir de ahí, lo primero que hay que poner en un Consejo de Administración de cualquier puerto es a los representantes de los profesionales que le dan vida al enclave. Cuando estén todos representados, los asientos que queden, si quedan, pueden hacer con ellos lo que quieran. Pero lo primero es lo primero.
Otro tema son los presidentes o presidentas de las autoridades portuarias. Si en otros países ya se están nombrando a los presidentes de las Autoridades portuarias en función de su capacitación profesional y gestora, en España cada vez importa menos si sabes lo que es un puerto y pesa más el tiempo que llevas en el partido. Se conceptúa el cargo de presidente de Autoridad Portuaria como si estuviéramos en tiempos pretéritos, cuando no era tan ejecutivo. Los presidentes eran cargos institucionales, de representación y relaciones públicas. Era el director y su equipo quien dirigía el carro. Ahora es muy distinto. Los presidentes de autoridades portuarias han tomado un rol de un relieve máximo. Han de ser técnicos, gestores, líderes y comunicadores excelentes.
Aunque en el Pantone de los colores políticos el actual presidente o presidenta no sea exactamente de nuestro tono... ¿No podemos dejar las cosas que funcionan como están?
En ocasiones llega un presidente o presidenta ajeno a nuestro sector, procedentes del dedo directo del jefe de partido. Suelen ser, confieso que así lo creo, buenos gestores con excelente preparación, es cierto, pero sin idea alguna de nuestro mundo. No pasa nada... el sector invierte en ellos el tiempo necesario para que se conviertan, en pocos meses, en conocedores de nuestro mundo y en pocos años en auténticos expertos. Además, la familia logístico-portuaria, a base de comprensión y cariño, se encarga de integrarlos para que sientan que, al fin, forman parte del equipo. Uno de los nuestros. Si los puertos son el motor y el caudal de la economía de la zona, la comunidad logístico portuaria es sin duda el motor del motor. Cuando se cohesionan adecuadamente los nuevos presidentes con su equipo, compuesto por los profesionales de las autoridades portuarias y por todo el colectivo que opera en cada puerto, podemos decir que tenemos un excelente motor de futuro. Desmontar ese motor cambiando piezas no significa necesariamente que vaya a funcionar peor, significa que hemos de volver a empezar el rodaje. ¿Es preciso? Aunque en el Pantone de los colores políticos el actual presidente o presidenta no sea exactamente de nuestro tono... ¿No podemos dejar las cosas que funcionan como están? Ocurre que, entre todos, se acaban cuajando excelentes equipos de trabajo y, además, les acabamos cogiendo cariño. Ale, ya lo he dicho.
Señores políticos, si de verdad saben lo que son los puertos, si les importan algo... dejen a los presidentes o presidentas que valen seguir valiendo. Al menos un par de legislaturas, de las de antes, claro, de aquellas que duraban cuatro años. ¿Las recuerdan?