En esto de la COVID 19, nadie da su fórmula de actuación, porque
no la tienen o porque no se atreven. Criticar lo que hacen
otros, con extrema crueldad, sí. Pero decir qué haríamos nosotros,
no. El “aposteriorismo” se impone con descaro y desvergüenza.
Todos saben lo que habrían hecho, pero pocos lo que harían a
partir de ahora. Vicente Boluda, presidente de la Asociación Valencia
de Empresarios, AVE, aprovechó eso de ser él y lanzó hace
unos días su propuesta: Volver cuanto antes a la actividad plena
con las máximas medidas de seguridad. Coincide en mucho su
propuesta con la que vengo sosteniendo desde los albores de la
crisis, y que todavía hoy creo que se puede y se debe poner en
marcha. La cuestión, una vez más, es depender de nosotros mismos.
Se puede hacer un confinamiento, radical, monacal, extremo.Pero finito. El tiempo justo para pertrecharnos todos, enespecial los sanitarios, los logísticos, farmacéuticos, dependientes…de material de protección, abundante e inmejorable. Establecernormas de relación social e higiene tan exigentes comoposibles. Activar un ejército, el existente u otro, de guardianesde la salud, con potestad para poner multas crujientes, con lasque financiar su trabajo y otros. Y, a partir de ahí… probar.Esperar, para volver a la total actividad, a que el virus nos dé permisoo a la famosa vacuna, es dejar las cosas al azar. Quizás así,algún día, a lo mejor, vencemos al virus ese, pero, con total seguridad,nos infectará el de la miseria, mucho más cruel y contagioso.