Menú
Suscripción

Hablemos de hidrógeno

Hace algunos años, cuando todavía hablábamos de la EGB y los niños éramos más inocentes que un zapato, una de las excursiones TOP de mi colegio, de esas de las que hablabas en el patio (¿se acuerdan de cuando salíamos al patio a correr como locos con el bocata en la mano? ¡Qué comíamos y hacíamos ejercicio a la vez! Esa habilidad se pierde con el tiempo), era ir al Museo de Ciencias Naturales de Barcelona.

  • Última actualización
    08 mayo 2020 14:03

Sí, no sean malos, les hablo de ese tiempo antes de que tuviéramos en marcha nuestra Ciutat de les Arts i de les Ciències. Y sí, soy consciente de que hace dos décadas que está en marcha L’Hemisfèric. 

En fin, volviendo al tema, en aquella excursión descubrí con pavor que el planeta era finito, que el sol era una estrella viva y que, en unos años (no importó los miles de años que indicaron en la explicación), explotaría y adiós muy buenas. Los experimentos y demás hazañas logradas ese día (darle calambrazos a tus amigos convirtiéndote en transmisor de electricidad era lo más) quedaron en el olvido. Llegué a casa acongojada, inquieta y con muchas preguntas. Mi yo de 9 años sólo quería saber qué íbamos a hacer para que el mundo no ardiera, qué hacíamos para que los mares estuvieran limpios y respiráramos aire bueno (porque los árboles son importantes, mamá) y dónde nos íbamos a meter llegado el día. ¿Hay algún planeta al que podamos viajar mamá? La preocupación y los desvelos fueron languideciéndose con el paso de los días, menos mal, pero unos años más tarde, cuando ya pude elegir qué hacer, a quién votar, qué comprar, cómo consumir, etc. intenté ser responsable. Y ahí sigo, dentro de mis circunstancias, lógicamente, que no es fácil hacer lo correcto cuando tienes hipoteca.

Las ventajas ambientales las tenemos claras, si eso primara estaríamos apostando ya por el hidrógeno en todo, pero por el momento...

Como yo, son muchos los que saben lo que nos espera. Se han creído que la salvación es posible si arrimamos el hombro y ponen su dinero en proyectos y nuevas tecnologías que, sin garantías porque están en desarrollo, permitirían que sus actividades productivas fueran más sostenibles. Ahí están las empresas portuarias, los centros de conocimiento e innovación y las fabricantes, dándolo todo en el desarrollo de nuevas tecnologías como las que tienen que ver con el uso del hidrógeno como energía alternativa a las tradicionales. Está claro que estas acciones son posibles porque cuentan con el respaldo económico de entidades europeas que financian las investigaciones pero, ¿qué mejor que invertir nuestros impuestos en ciencia, innovación y desarrollo?Al final, los beneficios se podrán exportar a otras áreas (en otras no serán viables) porque las aplicaciones del conocimiento son infinitas. 

En España, el proyecto portuario que centra el interés de las empresas estibadoras estoy segura que es el H2PORTS que se desarrolla en el puerto de Valencia. El reto: ver cómo se comportan las nuevas máquinas alimentadas con hidrógeno (una reach stacker y una tractora) en condiciones ordinarias de trabajo portuario. Dos años de pruebas que revelarán la viabilidad de las máquinas y su rentabilidad económica. 

Las ventajas ambientales las tenemos claras, si eso primara estaríamos apostando ya por el hidrógeno en todo, pero por el momento... Nos faltan las famosas economías a escala (en la producción de la energía y los vehículos), esas que hacen que la rentabilidad sea aceptable y las empresas y particulares inviertan. Lo bueno es que cada vez más el sector industrial apuesta por el cambio. Por el momento, el ministro de Medio Ambiente de Portugal ha dicho que el precio del hidrógeno en su país será comparable al del gas natural ¡clin, clin! nos ahorramos unos euritos y rompemos tabús de precios exorbitados. 

Y no me olvido, también las navieras se han interesado por esta energía para impulsar sus buques y las fabricantes de camiones también. Todo el sector está aportando para reducir su huella de carbono. Pónganlo en valor allá donde vayan que hay mucho estúpido que sigue cargando contra el sector.  Debe estar desfaenao.