Son tantas las opciones, tantas las propuestas que se han puesto en marcha ¡y tan interesantes! que no me dan las 24 horas del día para cubrirlo todo. Y no solo les hablo del ámbito personal, en el que el acceso a las bibliotecas, museos, películas de L’Hemisfèric, charlas, conciertos y lecturas en Instagram, etc. se suceden sin que la agenda me dé de sí. Les hablo también en el apartado profesional.
Las empresas de formación especializada, centros de conocimiento y consultorías han sido rápidas, han detectado nuestras ganas de hacer algo, de enfrentarnos a la pandemia activamente, y nos proponen webinars semanales tremendamente interesantes por su implicación directa en nuestra actividad, en nuestro futuro a corto y medio plazo (porque nadie se aventura a hacer previsiones más allá de 2021 cuando no sabemos realmente qué podremos hacer en junio).
Una de las últimas conferencias online a las que he asistido se centró en la ciberseguridad y el teletrabajo, ambos conceptos están totalmente vinculados aunque muchos no sean conscientes de ello, en el ámbito portuario y logístico. El ponente, experto en la materia, subrayaba una y otra vez en la necesidad de ser precavidos, cautos y desconfiados ante la llegada de emails de remitentes desconocidos o incluso de conocidos pero que no esperes; que no transmitas información confidencial o sensible a través de apps no protegidas o en videollamadas, porque las campañas de fraude se han multiplicado durante el estado de alarma.
Los delincuentes no tienen reparos y están aprovechando que, por nuestra salud y la de los demás, nos tocó salir del trabajo con lo puesto (es decir, con el ordenador, el teléfono y el bolso) para intentar acceder a nuestra información (¡y no somos nada sin ella, sin nuestros datos!). Empresas grandes y pequeñas, instituciones portuarias y entidades internacionales sufren a diario ataques cibernéticos pero con la crisis sanitaria los ladrones se creen que hay barra libre de ciberdelitos.
Comienzan a romperse los tabús que decían que el trabajo debe ser presencial o que la producción requiere que la persona esté en un lugar concreto
Y luego está la gran novedad: estamos trabajando desde casa, utilizando recursos que algunos nunca han usado fuera de la empresa, accediendo en remoto a la información sensible de la empresa... y no todo el mundo tiene unos conocimientos mínimos de seguridad cibernética, de hecho, algunas personas ni saben qué es una contraseña segura (y no, una clave segura no es poner tu nombre1234*). De esto precisamente se aprovechan los delincuentes. No les dejemos, porque van a enturbiar una nueva realidad que ha llegado para quedarse: el teletrabajo funciona.
Está claro que algunos puestos de trabajo requieren de presencia física en las sedes, pero otros no y, además, estábamos ya en el rollo de acabar con el papel, con la apuesta por la administración digital, las ventanillas únicas, etc. y contamos con herramientas como el blockchain. Nos vayamos para atrás.
Y luego está el hecho de que en el futuro nos esperan nuevos confinamientos, ya nos lo están avanzando para que no nos pillen de sorpresa, así que tendremos que aprender y ser más listos que los hackers.
Por lo menos, muchos empresarios han empezado ya a desprenderse de los tabús que les decían que el trabajo debe ser presencial o que la producción requiere que la persona esté en un lugar concreto. La productividad no tiene que ver con dónde estés. Y si quieren ir al detalle de la pasta, vean lo que está sucediendo en los países del norte de Europa: como muchos llevan tiempo haciendo teletrabajo no se ha propagado tanto la COVID-19 y ya se está volviendo a la libre movilidad. Así que tendrán menos crisis económica.