Se ha mandado hacer Manolín un autopanegírico de 49 minutos bajo el título de “Por justicia y honor a la verdad” en el que intenta un lavado de cara para contribuir a su objetivo de no tropezar dos veces en la misma piedra. Si en 2008, con apenas 25 años, asistió en primera fila al desmoronamiento de Plataforma con la misma espumosa velocidad con la que por la vía de la violencia paralizó España, ahora, con 39, Manolín intenta de nuevo que Plataforma no se muera una vez que la efervescencia de las reivindicaciones ha sido acallada por la contundencia de las medidas gubernamentales.
Ciertamente, no le vendría mal al transporte que todo ese universo incontrolado e infrarrepresentado que moviliza Plataforma encontrara una voz articulada, medible y capaz de sentarse de forma responsable en una mesa de negociación. Claro que de nada sirve dar voz a este universo si en la mano llevamos el megáfono de la demagogia y la manipulación, ese que se desborda por los cuatro costados del vídeo de Manolín, convencido de que en este sector no hay sitio más que para un único mesías.