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Pasaia y su trascendentalidad permanente

  • Última actualización
    07 octubre 2025 05:20

Vivimos tiempos trascendentales. No es ningún secreto. No menos trascendentales, sin embargo, que los de uno, cinco, diez o quince años atrás. Da igual cuánto rebobinemos el reloj de la historia, que siempre nos encontraremos con la trascendencia como el sustantivo que mejor define tanto el presente como el futuro inmediato.

También los puertos, como ecosistemas vivos, viven en un estado de permanente trascendentalidad, en el sentido de la importancia y relevancia que las condiciones del entorno tienen para su propia supervivencia. Pongamos por caso el Puerto de Pasaia, que desde que hace algo más de dos décadas alcanzara su récord anual de tráfico de mercancías con 6 millones de toneladas, ha sufrido importantes altibajos en su actividad, llegando a perder la mitad de dicha cifra y estabilizando su volumen actual por encima de los 3 millones de toneladas.

En estas dos últimas décadas, el puerto guipuzcoano ha pasado de acariciar la posibilidad de acometer su expansión con un nuevo puerto exterior a ver incluso comprometida su propia viabilidad dadas sus limitaciones físicas. Hace unos días, haciendo limpieza de papeles viejos en la oficina, encontré arrumbado al fondo de un cajón una nota de prensa de la Autoridad Portuaria de Pasaia fechada el 13 de mayo de 2010, durante la presidencia de Miguel Buen, con el título “Más del 60% de los gipuzkoanos son favorables a la construcción del nuevo Puerto de Pasajes”.

El Puerto de Pasaia tiene potencial más que suficiente para afrontar este momento trascendental de su historia. Uno más.

Quince años y cinco presidentes después, la realidad hoy es bien diferente pero no menos trascendente que entonces. Desde abril, Izaskun Goñi preside una Autoridad Portuaria que debe tomar decisiones trascendentales sobre su futuro. Su nombramiento marca una nueva etapa en la gestión y plantea la necesidad de articular una estrategia que responda tanto a las limitaciones físicas de la dársena como a las demandas de un hinterland industrial exigente y una población que tiene los muelles prácticamente a la puerta de casa.

En términos de tráfico, Pasaia ha demostrado resiliencia, consolidando sus tráficos y superando en 2024 la barrera de los tres millones de toneladas, lo que le afirma como motor económico de Gipuzkoa y su hinterland. Pero los problemas estructurales siguen ahí, con restricciones de espacio que condicionan su competitividad frente a puertos con mayor capacidad.

Goñi tiene por delante el reto de mejorar la eficiencia y la capacidad de respuesta de los operadores y clientes del puerto. Las inversiones anunciadas por la Autoridad Portuaria, orientadas a modernizar muelles y optimizar operativas, son oportunas y deben ir acompañadas de soluciones de acceso ferroviario y viario, y de políticas que atraigan carga de valor añadido. Todo ello exige la necesaria conciliación de la actividad portuaria con el entorno, dada su estrecha relación con la trama urbana, que condiciona muchas de las actuaciones.

No conviene olvidar la siempre presente cuestión institucional. Pasaia es un puerto de interés general y en ocasiones desde el Gobierno Vasco se ha planteado la transferencia de competencias o la gestión autonómica: un cambio que además de voluntad política exige un análisis coste-beneficio riguroso y garantías de continuidad para operadores y clientes.

El nuevo Plan Estratégico de la Autoridad Portuaria de Pasaia que preparan Goñi y su equipo trazará la hoja de ruta de un puerto con un potencial más que suficiente para afrontar este momento trascendental de su historia. Uno más.