Dejamos el pasado 31 de julio, en posición de merecido descanso, la pala y el pico informativo y, ahora, nos aparecemos por estos lares 31 veraniegos días después sin por supuesto ni Ampliación Norte, ni 44 toneladas, ni paz en Ucrania, ni nuevo presidente del Gobierno.
Pero, eso sí, España ha convulsionado hasta límites de parada cardiorespiratoria por un impresentable “piquito” que ha abierto de par en par las puertas de las buitreras patrias para que nos zurremos a diestro y siniestro a carroñero picotazo limpio sin importar desbordar la torrentera de esas cloacas que solo aventamos por interés mediático y por la dictadura del click y el minuto de gloria.
Y, mientras, la esencia de las banderas y todo lo verdaderamente importante sigue arrinconado en el debate público dados los intereses tan elevados en ocultar los fracasos sociales, económicos y políticos tan graves que nos asuelan.
Al final, encima, tendremos que dar las gracias a Rubiales por habernos ahorrado otro circense y patético verano sin Mbappé. Dichosos medios...