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Profesiones de futuro: TikToker, Instagramer o logístico

  • Última actualización
    06 mayo 2024 05:20

Sabemos de sobra lo complejo que es poner en marcha algunas infraestructuras. Somos conscientes de todos los trámites que hay que superar (presupuestarios, administrativos, medioambientales y sociales -no comment ante lo último de Comissió Port-Ciutat y la Terminal Norte), pero el inmovilismo no es una opción si no queremos perdernos en un contexto global mundial en el que la innovación lo invade todo. Quien no apuesta por el conocimiento y la investigación aplicada a la mejora de su actividad (logística o no), no está en el mercado. Es así de simple.

Los operadores logísticos se enfrentan a nuevos desafíos que les exigen una alta capacidad de adaptación. Si la pandemia nos dejó algo en claro (además de que el teletrabajo es viable y que la productividad no depende de que le eches horas sino ganas) fue, precisamente este hecho: la resiliencia es un valor incuantificable y más en esta sociedad líquida en la que nos movemos en la que, además, la transversalidad es tal que los eslabones logísticos se alargan y entremezclan constituyendo una cadena de valor la mar de compleja.

Hoy las empresas no sólo deben dar servicios de calidad y a precios competitivos también tienen que testar las necesidades de los clientes, adelantarse a ellas, personalizar los servicios y ofrecer soluciones. Deben ser consejeros fiables expertos. La consultoría/ asesoría se ha convertido en algo habitual en los servicios de transporte y logística, con lo que eso supone.

Las profesiones logísticas deberían estar presente en las nuevas generaciones de la misma manera que lo está ser influencer, TikToker o Instagramer

Y en mitad de este escenario de alta competencia, aparecen problemas mundanos que lastran el ritmo de actividad. El déficit de infraestructuras viarias (esos accesos que están en las wishlist desde hace años), la falta de conductores en la carretera o el ferroviario, la lentitud en la digitalización de la Administración, la morosidad o el ridículo stock de vehículos, no tendrían que estar en la ecuación.

Por cierto, el tema del relevo generacional en la carretera no debería dejarse en un cajón. Por lo que parece, ante la urgencia de profesionales, ya estamos tirando de acuerdos internacionales para que conductores de fuera de la UE vengan a trabajar sin homologaciones mediante, así que no es un problema que podamos posponer cual alarma del móvil.

Para favorecer el relevo generacional y paliar la falta de conductores profesionales se debe invertir en ayudar a las nuevas generaciones a llegar al sector. Becas o subvenciones directas que sufraguen los permisos y capacitaciones (tanto para la carretera como para el ferrocarril) son irrenunciables porque los de 3.000 a 20.000 euros que cuestan algunas de las formaciones no son cosa menor. Además, si queremos hacer del ferroviario un modo estratégico deberíamos tener maquinistas listos para comenzar a manejar esos trenes, ¿no? ¿O es que pensamos que es algo que va para (muy) largo y lo estamos fiando todo a la magia de la automatización y la inteligencia artificial? Mejor no fliparse.

Las profesiones logísticas deberían estar presente en las nuevas generaciones de la misma manera que lo está ser influencer, TikToker o Instagramer. Quizás, inspirándonos en el Ports 4.0, el Ministerio de Transportes debería activar una Fondo que invitara a la innovación y el conocimiento nacional e internacional a generar el cómo llegar a esas nuevas personas que la familia del transporte y la logística necesita. El reto: lograr que el talento valore entrar en el sector frente a otras alternativas. Ser un “must” para el crecimiento profesional. No es tarea sencilla, pero nadie dijo que fuera a serlo. ¿Lo intentamos señor Puente?