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Puertos, competencias y explicaciones

  • Última actualización
    13 octubre 2025 15:09

“Nada permanece inmutable, solo el cambio”, dijo Heráclito de Éfeso. Tampoco el actual sistema portuario español es un ente inmutable. Como cualquier modelo de gobernanza pública, está sometido a evolución, revisión y ajuste. De hecho, el Marco Estratégico del sistema portuario estatal parte de esa premisa: la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos, a las exigencias de la logística global y a la relación cambiante entre Estado, territorios y mercados.

En este contexto se enmarca la petición del Gobierno Vasco de asumir las competencias sobre los puertos de interés general de Euskadi: Bilbao, para el que pide su cogestión junto al Estado, manteniendo su titularidad estatal, y Pasaia, para el que reclama su desclasificación como puerto de interés general. La demanda no es improvisada, ya que se remonta al Estatuto de Autonomía de 1979, que prevé la posibilidad de transferir la gestión de los puertos de interés general siempre que se den las condiciones adecuadas. Medio siglo después, el debate vuelve a la mesa de las relaciones entre ambas administraciones.

Se trata de un planteamiento ambicioso, con un componente político, como el cumplimiento de un mandato estatutario, y otro técnico y operativo que conviene analizar con cautela. La reclamación es legítima, está amparada por el marco legal y responde a un deseo histórico de completar un proceso competencial inconcluso. Sin embargo, esa legitimidad formal no debería agotar el debate, sino ser su punto de partida. Porque más allá del “derecho a gestionar”, está la cuestión de para qué y cómo se quiere gestionar. Y, sobre todo, qué beneficios aportaría este cambio.

La ciudadanía, las empresas y los agentes del sistema portuario merecen una explicación clara: ¿qué ventajas traería la desclasificación de Pasaia? ¿Qué mejoras introduciría una cogestión de Bilbao entre Estado y Gobierno Vasco? ¿Se traduciría en más eficiencia, más inversión, más competitividad? ¿O simplemente en una redistribución política de la gestión? ¿Hay un plan de acción?

Los puertos son herramientas económicas, no banderas

Hace siete días, en esta misma columna, bajo el título “Pasaia y su trascendentalidad permanente”, destacaba la importancia de no reducir el debate sobre el puerto guipuzcoano a su tamaño o a su futuro inmediato. Su trascendencia, decía, reside en su función, en su historia y en su potencial logístico. Esa trascendencia adquiere hoy un nuevo matiz: el de símbolo de un debate mayor, el del modelo de gobernanza portuaria que queremos para el futuro.

En este debate, los presidentes de Bilbao y Pasaia no tienen un papel fácil. Pertenecen a la estructura de Puertos del Estado, pero han sido designados por el Gobierno Vasco, que es quien reclama la transferencia. Están, por tanto, en una posición compleja, obligados a equilibrar la lealtad institucional con la prudencia política y la defensa del interés portuario por encima de cualquier otro.

Por su parte, el PSOE del ministro de Transportes, Óscar Puente, no parece inclinado a alterar el orden actual. Y Eneko Andueza, secretario general de los socialistas vascos, socios de gobierno del PNV en Euskadi, rechaza la desclasificación de Pasaia, dejando claro que el debate no será sencillo. Pero más allá de los equilibrios políticos, el debate debe trasladarse al terreno que realmente importa: el de la eficiencia, la rentabilidad y los intereses generales.

Los puertos son herramientas económicas, no banderas. El sistema portuario debe evolucionar en base a datos, objetivos y estrategias, sin pulsos partidistas. Porque más allá de las competencias, lo que de verdad importa es que Pasaia, Bilbao y el resto de puertos sigan siendo motores de desarrollo. Y eso, gobierne quien gobierne, exige claridad, responsabilidad y una visión de conjunto que mire más allá del muelle.