Los datos publicados por el Ministerio de Trabajo no dejan ninguna duda acerca del retroceso que tiene la modalidad del teletrabajo en las empresas españolas. Y eso no solo sucede aquí, ya que en Europa y en Estados Unidos la tendencia es la misma, e incluso hay gigantes tecnológicos como Amazon y Meta que han amenazado con despidos a los trabajadores que no acepten la vuelta al trabajo presencial.
En España actualmente teletrabaja el 12,5% de las personas, divididos al 50% mujeres y hombres. Las regiones donde más se teletrabaja son Madrid, Cataluña y Valencia. Y comparados con nuestro entorno, estamos por debajo de la media europea, que es del 24%, siendo líder destacado los Países Bajos con el 53,8%.
España era uno de los países menos preparado cuando llegó la pandemia y tuvo que ponerse las pilas y adecuar la normativa laboral a la nueva realidad. El Parlamento aprobó la ley del trabajo a distancia en junio de 2021 permitiendo trabajar un máximo del 35,6% de la jornada, cuando Francia permite el 45,1% y Portugal, nuestros vecinos y a los que deberíamos mirar con mayor atención, un 46,5%. Creo que empresas y plantillas hicieron un trabajo fantástico acomodándose de un día para otro a una realidad inédita y disruptiva. Y siguieron atracando los barcos, fletándose aviones, presentándose despachos de aduanas, gestionándose operaciones de comercio exterior y circulando los transportes terrestres. Por cierto, hay que agradecer a las mujeres y hombres de sectores esenciales, que con su trabajo durante esos meses, facilitaron la vida a la población.
Hicimos cosas mal, como tener sobredosis de Zoom, o no poder tener las viviendas acondicionadas para las tareas distribuidas. Además, la percepción era que se trataba de una cosa temporal, y que regresaríamos todos a los lugares de trabajo. Y no lo olvidemos, en esas fechas la mayoría de la población estábamos confinados en nuestros domicilios, lo que no ayudaba a apreciar las ventajas de la situación.