Estamos a unos pocos días que se materialice un temor que recorre el mundo desde hace unos cuantos meses, y es el inicio de una huelga de estibadores en la Costa Este y Golfo de Estados Unidos, que sería la primera desde 1977.
Como indicativo de la incidencia que puede tener en el mercado, decir que tan solo el anuncio del paro ha provocado distorsiones en las cadenas de suministro, ya que importadores y exportadores han tratado de adelantar sus pedidos y sus ventas, para tratar de evitar, en lo posible, que sus mercancías se queden bloqueadas en sus almacenes o en los puertos.
El poderoso sindicato ILA (International Longshoresmen’s Association) y la USMX (United States Maritime Alliance), en el ámbito empresarial, no están siendo capaces de acercar posturas, y cada día será mas difícil poder llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes.
El Gobierno americano podría intervenir y forzar a las partes a seguir dialogando, si estiman que esta huelga puede afectar a la salud y/o seguridad nacional, pero no olvidemos que el país está inmerso en una campaña electoral muy agresiva y la decisión que se tome por la administración, sea la que sea, tendrá incidencia en la percepción de los votantes, especialmente los de las zonas más afectadas por esta posible huelga.
Dos de las principales demandas de la parte sindical son un aumento salarial significativo (en algunos casos más del 70%) justificándolo entre otras razones, por los enormes beneficios de las navieras durante la pandemia.
La segunda demanda y es sobre la que quisiera reflexionar, es la oposición rotunda y tajante de los trabajadores portuarias a aceptar cualquier tipo de automatización, total o parcial en las terminales.
El debate sobre la perdida de puestos de trabajo por la automatización de tareas, no es nuevo ni es exclusivo de la estiba. Está presente en todos los sectores de la economía y afecta principalmente a los trabajadores menos cualificados. Las huelgas y protestas por la automatización de terminales de contenedores se han visto en muchos lugares del mundo, como Long Beach, Valparaíso, Hamburgo, etc... Incluso en España ha habido debate y movilizaciones, y es un tema presente en todas las negociaciones entre patronal y sindicatos. La puesta en marcha de la Terminal TTI Algeciras el año 2010, que en su momento fue la primera semiautomática del Mediterráneo, ya tuvo demoras por las intensas negociaciones con los sindicatos de estiba. Con posterioridad otras terminales como Hutchinson en Barcelona, APM en Port Said y Tanger Med, han adoptado total o parcialmente la semiautomatización.
Parece complicado oponerse al progreso y al desarrollo tecnológico, especialmente si se puede disminuir la siniestralidad y aumentar los rendimientos portuarios. Pero hay otra evidencia y es la disminución de jornales y por tanto de empleo, y aquí los sindicatos actúan en defensa de sus trabajadores, como no podrían hacer de otra manera.
Y se da la paradoja que caso de consumarse el paro en Estados Unidos, uno de los grandes perjudicados serán las navieras que deberán suspender operaciones, gastar dinero en planes de contingencia y sufrir demoras y congestiones en la Costa Oeste y en México y Canadá. A su vez muchas de estas navieras son a su vez propietarias de terminales de contenedores, o sea, empleadores de los trabajadores que están negociando si van o no a la huelga. En breve se resolverá este rompecabezas, y esperemos que sin vencedores ni vencidos.