Menú
Suscripción

Rentabilidad: asignatura pendiente (una vez más)

El clúster cerámico español viaja esta semana a Italia para reencontrarse con sus clientes y estrenarse en eso de hacer networking tras el estallido de la COVID-19. En el marco de Cersaie, la tercera industria del país intentará ponerse al día aunque, por mucho que queramos, las cosas nunca volverán a ser iguales. Las herramientas de venta que se articulaban en espacios como los recintos feriales se tambalean en el filo de la incertidumbre: ¿los clientes preferirán viajar o ya les vale con el contacto digital? ¿Se cerrarán ventas?

  • Última actualización
    24 septiembre 2021 16:21

Durante estos meses en los que los encuentros estaban prohibidos las empresas del clúster se han buscado la vida. Básicamente no había otra, porque los consumidores no han tenido problema en invertir en producto cerámico; es más, muchos se han venido arriba y se han creído colocadores profesionales #elcementoyyosomosuno. Estoy segura de que en España hoy en día hay baños y cocinas con “estilismos COVID” dignos de entrar en catálogos de “Ugly things”. 

Por ello, las cifras de ventas presentadas por la patronal ASCER (Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos) son tan increíbles: hasta junio, la exportación del sector cerámico de ASCER ha alcanzado los 1.799,7 millones de euros lo que supone un crecimiento acumulado del 35,7% respecto al mismo periodo 2020. 

De hecho, por aquello de obviar la época COVID, si se comparan estas cifras con las ventas de 2019 el crecimiento es del 22,8%. Qué bien, ¿no? Bueeeeno...  pues mira, te comento. 

Esto es una cita, donde podemos escribir si queremos alguna declaración destacada o algo que se encuentre en el contexto de una conversación. 

Con unos incrementos de costes constantes durante los últimos meses en casi todas las partidas (energética, personal, materias primas, embalajes y transporte), la industria se pregunta si podrán sobrevivir a la transformación económica que propone la Unión Europea con su Pacto Verde y sus objetivos 2030. ¿Será posible lograr la rentabilidad de la actividad cerámica en un mundo en el que los gestores públicos apuestan por la sostenibilidad (#esbien) pero que no tienen en cuenta a los sectores productivos, sus idiosincrasias y necesidades? 

La ayuda por parte de la Administración no está llegando, al menos no con la celeridad requerida, y las infraestructuras que permitirían competir con cierta ventaja tampoco están listas. El tiempo de puesta a punto de puntuales estratégicos para esta industria (a saber: el Acceso Norte al puerto de Valencia y el Corredor Mediterráneo), juega en contra. 

Además, los países competencia directa del azulejo español (Turquía, China e India) ni tienen objetivos ambientales -ni saben lo que son- ni mercados energéticos onfire (para alucinar los precios a los que están el gas y la electricidad). Así que todo mal. Y una empresa no funciona porque venda, ojalá. La cosa no va así. Tiene que vender y ganar dinero. ¿No les parece ridículo tener que recordar esta premisa? Pues es que hay personas que parece que la olvidan y ven como un sacrilegio que los precios de los productos cerámicos aumenten debido a la necesidad de repercutir estas subidas en los costes. 

Esperemos que la ralentización de los precios de los fletes, que comienza a observarse gracias a los anuncios de navieras como CMA CGM y Hapag-Lloyd de que no incrementarán los precios en los próximos meses, haga bien a esta industria, eminentemente exportadora y generadora de riqueza. 

El clúster cerámico es amplio, integra a numerosos agentes desde las materias primas a los productores, y la cadena logística es su proveedora de servicios, así que será mejor que todos ganen para que la actividad siga viva.