Confunden las administraciones en muchas ocasiones cuál es su función y cuáles los objetivos por los que deben trabajar cada día y que no son otros que hacer más fácil la vida del administrado, sea ciudadano de a pie o empresario que genera empleo y que lucha cada día por mantener su actividad y sobrevivir a los obstáculos que van surgiendo.
Hago esta reflexión a raíz de las declaraciones realizadas en los últimos días por dos representantes políticos y gestores de la llamada cosa pública y que en las que destacaban la rentabilidad que alcanza nuestro puerto y los aeropuertos canarios, enclaves estratégicos del archipiélago y prioritarios en la conectividad de los canarios. Pero, ¿a quién beneficia esa rentabilidad? Me explico.
El presidente de Puertos del Estado, Salvador de la Encina, visitó el viernes pasado el puerto de Las Palmas y en un encuentro mantenido con la comunidad portuaria puso en valor La Luz y destacó que se trataba de un puerto de la Champions teniendo en cuenta su elevada rentabilidad. Y efectivamente es así. En 2018 el puerto de Las Palmas cerró con unos ingresos de 77 millones de euros y un beneficio de 30,3 millones, lo que arroja un ratio de rentabilidad del 40%, 20 puntos mas del que registra uno de los puertos más potentes de España, el de Valencia. Este ingresó ese año 140 millones pero su beneficio fue de 33 millones. ¿Es beneficiosa esta rentabilidad? Para la Autoridad Portuaria de Las Palmas, sin duda. Luis Ibarra puede presumir armado de razones de ser un gran gestor. El problema es que esa rentabilidad se sustenta en tasas caras que encarecen el puerto y hacen muy difícil para los empresarios competir en un mercado cada vez más difícil. El presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Luis Ibarra, parece ya haberse dado cuenta de este contrasentido y este año sacrificará parte de esa rentabilidad para bajar las tasas portuarias y lograr hacer de La Luz un puerto más competitivo. En cuanto se aprueben los Presupuestos Generales del Estado se aplicará ese recorte de tasas, calificado de “histórico” por De la Encina e Ibarra y que los empresarios llevamos reclamando desde hace años para poder competir en igualdad de condiciones con aquellos otros puertos que nos están robando los tráficos y la actividad. Ese es el camino.
La consejera de Turismo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias, Yaiza Castilla, hizo esta semana unas declaraciones en Canarias7 que van en la misma línea. En una entrevista publicada en este medio de comunicación aseguró que Canarias era rentable para las líneas aéreas. Y efectivamente es así pero esa rentabilidad perjudica muy seriamente a los ciudadanos canarios, que han sufrido un encarecimiento de los billetes aéreos tras la entrada en vigor del descuento del 75% para los residentes. Recuerdo que la pasada Navidad resultaba más caro viajar a Madrid que viajar a ciudades europeas como Londres o Roma. Desde el Gobierno de Canarias, el consejero de Obras Públicas, Transportes y Vivienda, Chano Franquis, ya se ha puesto manos a la obra y trabaja de forma coordinada con Baleares, otra de las regiones que está sufriendo esta situación, para contener la escalada alcista de los precios de los billetes de avión y evitar que la rentabilidad de las aerolíneas sea a costa de los ciudadanos canarios.
Ojo con esa idea equivocada que algunos tienen de la rentabilidad. Los puertos y aeropuertos deben ser competitivos al tiempo que autosuficientes, es decir, no deben ser generadores de déficit. En un paso más, si pueden ser rentables, mejor que mejor pero nunca esa rentabilidad debe suponer un perjuicio para empresarios ni ciudadanos. Cuidemos nuestro puerto.