El pasado 30 de junio, hace apenas ocho días, un remolcador se hundió en el Puerto de Barcelona durante las maniobras en la prestación del servicio a un buque portacontenedores. El remolcador impactó con el portacontenedores mientras éste realizaba su maniobra de salida desde la terminal, provocando la pérdida de flotabilidad del remolcador, que se sumergió entre la terminal y la bocana Sur del puerto.
Afortunadamente, los servicios de salvamento de la Autoridad Portuaria fueron activados inmediatamente tras el suceso y una embarcación de Prácticos pudo rescatar a los tres tripulantes que se encontraban a bordo del remolcador y que resultaron ilesos. Lo que a priori estaba llamado a ser un servicio portuario más, uno de esos trabajos que, quienes desconocemos el día a día de los trabajadores encargados de llevarlos a cabo, consideramos rutinarios, a punto estuvo de ocasionar una tragedia. Peor suerte corrieron los dos trabajadores fallecidos el pasado mes de septiembre en el Puerto de Gijón mientras realizaban labores de desmontaje del casetón de una grúa pórtico. O el estibador y el marinero que perdieron la vida hace cuatro años en el Puerto de Castellón al volcar el barco en el que trabajaban. Trabajadores que perdieron la vida allí precisamente donde se la debían estar ganando.
Las maniobras con buques o con maquinaria en las instalaciones portuarias se realizan actualmente aplicando las medidas de seguridad vigentes. Pero, desgraciadamente, siguen ocurriendo accidentes, bien por errores humanos, por fallos técnicos o por una combinación de ambos. El último análisis sobre siniestralidad marítima de Lloyd’s List Intelligence destaca un claro aumento de accidentes en 2024, motivados por daños o fallos de la maquinaria y una flota envejecida.
No bajar la guardia significa mantener la atención y no descuidar la vigilancia, cada uno en la parte que le corresponde
Según Lloyd’s, el número de siniestros marítimos aumentó un 15% en 2024, lo que sumado al incremento del 7% en 2023, representa un avance preocupante para la industria marítima, más si se considera que la flota mundial crece a un ritmo bastante menor. Y si los daños o fallos en la maquinaria han provocado tradicionalmente la mayor parte de los incidentes, su proporción ha aumentado significativamente en la última década. En 2014, representaban el 38% de todos los incidentes, pero aumentaron al 60% en 2024.
Sin embargo, en los muelles encontramos también datos para el optimismo. Al menos en España. Según anunció a finales de marzo la Asociación Nacional de Empresas Estibadoras y Centros Portuarios de Empleo (ANESCO), los CPE de los tres principales puertos españoles pertenecientes a la Asociación (Valencia, Algeciras y Barcelona) han reducido un 36% el nivel de accidentabilidad total en los últimos cuatro años; datos que suponen una notable mejora desde el inicio de este seguimiento en 2021.
En concreto, según la información elaborada conjuntamente cada cuatro meses por los CPEs y ANESCO con el fin de desarrollar iniciativas de mejora en el sector, los accidentes con baja se han reducido un 26,27% y los sin baja un 47, 77%. Igualmente, se han reducido sustancialmente los índices de frecuencia, el de gravedad y el índice de duración de la accidentabilidad.
No bajar la guardia significa mantener la atención y el esfuerzo, sobre todo en situaciones cotidianas o repetitivas. Implica no descuidar la vigilancia, la defensa o la lucha contra posibles problemas o peligros, a pesar de que la situación parezca estable o predecible.
Es un recordatorio para no caer en la complacencia y permanecer alerta. Cada uno, en la parte que le corresponda.