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Sobre el Propeller Valencia

  • Última actualización
    05 noviembre 2025 05:20

En 1997 fundamos el Propeller Club de Valencia entre Julio García Zaragoza, Francisco Roca Monzó y Carlos Vicedo Alenda (por orden alfabético).

Yo siempre observaba que en el puerto había varias asociaciones, tanto oficiales como particulares, que trabajaban independientemente en favor del puerto, pero yo echaba en falta algo que pudiera unir a todos en la lucha diaria por mejorar el puerto.

Coincidió que mis otros dos compañeros citados también tenían parecidas inquietudes. Hicimos varias reuniones entre los tres. En una de ellas Julio García nos explicó que conocía en Barcelona a un amigo inglés, Mr. Edward Bacon, quien había fundado allí el “Propeller Club”, que se semejaba mucho a lo que yo deseaba.

Decidimos invitarle a Valencia para que nos explicase qué era el “Propeller Club”. Vino, tuvimos una larga reunión los cuatro en mi despacho y nos convenció totalmente. Así “nació” el Propeller Club de Valencia.

Se me eligió a mí como primer presidente y comenzamos a “navegar”. Los principios fueron difíciles. Creamos la primera directiva. Éramos poco conocidos y fuimos haciendo socios uno a uno. Nos costaba encontrar un local adecuado, hasta que descubrimos que, en la antigua Estación Marítima, en el Restaurante de José Mari, había un apartado aislado que solo utilizaba alto personal de la Junta del Puerto. José Mari nos lo enseñó, pero nos dijo que, sin la autorización del director del Puerto, no nos lo podía ceder ni siquiera una vez al mes como le pedíamos. Hablamos con el director que creo recordar era don Rafael del Moral, quien muy amablemente nos autorizó a utilizar dicho reservado, siempre que no lo necesitase el Puerto Autónomo y así se le informó a José Mari.

Estábamos muy contentos, teníamos un excelente local no muy grande pero muy céntrico y con restaurante si lo necesitábamos.

Echaba en falta algo que pudiera unir a todos en la lucha diaria

Y como he citado a José Mari, me viene a mi recuerdo un hecho sobre él mismo. La última vez que le vi fue por la noche. Estaba en la barra de una cafetería en la Gran Vía del Marqués del Turia cuando yo entré con Ana. Lo saludamos y estuvimos hablando de cosas banales, de lo que se suele hablar en las barras de los bares. Entró una persona de color que vendía relojes y bolsos. Nos los ofreció y le dijimos que no. El resto de los clientes tampoco le compraron nada. Comenzó a irse, andando lentamente. Entonces José Mari le llamó y le preguntó: “¿Tienes hambre?”. Él contestó que no había comido nada en todo el día. José Mari le dijo al camarero que estaba detrás de la barra: “Ponle todo lo que te pida por mi cuenta”. Recuerdo cómo al vendedor ambulante le brillaron los ojos de enorme agradecimiento al oírlo. Cuando se fue saciado, José Mari nos dijo quitándole importancia: “Cuando entró al principio y nos habló, he notado que tenía hambre...”. Este era José Mari Bilbao Zárate, querido por todos los que le conocimos.

En el Propeller comenzamos a organizar unas comidas mensuales con invitados que en aquel momento tuvieran un significado interesante. El número de socios fue creciendo y siempre ha sido superior a las bajas normales.

Cuando ya llevábamos aproximadamente un año de existencia fuimos ratificados por Propeller Europa. Hicimos una gran reunión en el Hotel Valencia Palace. Vino mucha gente de diferentes Propellers de Europa. La directiva y yo nos esforzamos al máximo en que la reunión y cena saliera todo bien. Creo que lo logramos. Recuerdo que en mi discurso insistí mucho en que nuestro Club debía ser como una “hélice”, la pieza de un barco que no se ve pero que sin embargo es la que empuja, la que hace navegar al barco. Teníamos que trabajar duro y calladamente, pero siempre avante, como la “hélice”.

Como prólogo, la academia de Ballet de mi hija Ana nos dio una demostración con las alumnas más destacadas. También recuerdo que yo llevaba la pierna izquierda escayolada por reciente rotura de la rodilla a bordo de un barco. Gajes del oficio.

El 20 de septiembre de 2022 recibí del International Propeller Club of the United States el “Lifetime Achievement Award”. Supongo que la propuesta a Estados Unidos partió de la actual Junta Directiva y presidente.

De presidentes “llevamos” cinco: Francisco Roca, Carlos Vicedo, Francisco Prado, Pedro Coca y Alfredo Soler. (por orden cronológico).

Hoy el Propeller Club de Valencia por número de socios debe ser uno de los primeros de Europa.

Me enteré qué un Propeller del sur de Francia había intentado formar un Propeller para jóvenes, pero sin mucho éxito. Pensé que era una muy buena idea, y nos lanzamos hasta conseguirlo. Y no me cabe la menor duda que lo hemos logrado. Ya nos copian otros Clubs Propeller para formar sus Clubs Junior. Hoy en día tenemos en el Propeller Club Valencia 115 socios que en conjunto cada uno de ellos representa una empresa u organismo diferente del puerto, por lo que el Propeller adquiere una excelente representación del palpitar diario de nuestro puerto.

Socios Junior, con un trabajo excelente, son 33, lo que nos asegura el futuro para nuestro Club.