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Solución: la autogeneración de chóferes

  • Última actualización
    20 junio 2022 05:20

Hacer visible lo invisible, romper las barreras que nos separan del resto de los mortales y desvelar las rutinas, nada extravagantes por otro lado, del sector de la logística y el transporte ya no es una cuestión de “vamos a ver si lo hacemos”. Hay que hacerlo.

En otros tiempos, funcionaba bien aquello de la reposición natural de los puestos de trabajo. Eran muchos los sectores industriales en los que los tatarabuelos trabajaban juntos, como les sucedía décadas más tarde a los nietos. El transporte, todo él, era uno de estos sectores. Pero las cosas ya no son así.

La deslocalización asestó el primer golpe: ya no había nada que heredar. Además, algunas profesiones perdieron su brillo lastradas por sueldos en descenso y la mala reputación. Y luego llegó la revolución 4.0: nuevos modos de producir que exigieron (y exigen) nuevos perfiles profesionales y capacidades. Y es en este escenario en el que el transporte recibió a su compañera la logística. Sí, lo sé, la logística existía mucho antes, pero estaréis conmigo en que hace 40 años se renovó el concepto al comenzar a priorizarse asuntos como la competitividad e innovación y al uso de las nuevas tecnologías.

Hoy el transporte y la logística son actividades diferentes y complementarias que adolecen de la misma enfermedad: no encontrar personas con las habilidades necesarias para poder ocupar puestos de trabajo vacantes.

En un país donde las personas desempleadas se cuentan a millones no tiene ningún sentido que las empresas no encuentren al personal que requieren. No sé cuantificar los puestos que se necesitan cubrir, pero me da lo mismo la cifra, cualquier puesto no ocupado teniendo listas de espera para recibir ayuda social significa que hay una familia que podría vivir mejor y no lo hace porque alguien (alúdase quien corresponda) está en la parra.

No se puede normalizar la falta de profesionales en el sector

Además, y ya es cuestión de orgullo, no se puede normalizar la falta de profesionales en el sector mientras en la sociedad se suscita solo un mensaje (uno que a algunos les gusta seguir alimentando, cebando): es un sector cerrado, de mafias, en el que solo entras si eres hijo de, de encorbatados ajenos a la realidad, etc. ¡Qué se necesita personal, oiga! Urgen conductores, pickeros (permitidme el vocablo), packineros, carretilleros, responsables de almacén, estibadores de centro logístico, expertos en tráfico y operaciones...

Los formadores están listos pero... ¿dónde están las personas que se formarán y trabajarán en logística? Pues perdidas en la ignorancia de no saber que se las busca por aquí.

Está claro que hay que poner de largo a las actividades logísticas, darles brilli brilli y que salgan al mundo a buscar talento, pero no es menos cierto que la Administración (en la acepción más amplia y transversal) no está ayudando a que las nuevas generaciones están bien formadas e informadas sobre el sector.

Y mientras las empresas están buscándose la vida, invirtiendo en personas con compromisos laborales futuros. Están creando sus propios chóferes, pickeros o carretilleros rescatando del desempleo a los perfiles que creen que tienen más potencial. Pero ¿esto es lo mejor? Bueno, es una opción pero es ineficiente a largo plazo porque, por ejemplo, no todas las pymes pueden o saben cómo acceder a la subvención de turno para formar a un camionero en meses y el sector sigue perdiendo competitividad.

Los planes de estudio deben incluir las necesidades de un sector productivo vital para el PIB del país. Las autoridades pertinentes deben ser permeables a las indicaciones de las asociaciones profesionales, voz de los colectivos, porque si no siempre habrá puestos por cubrir y personas en paro.