“Con cantera y afición, no hace falta importación”. Creo ciegamente en ello aunque admito que la frase debería ser revisada para incluir un ingrediente esencial y evitar que pierda toda su vigencia. Cantera y afición, sí, pero también talento, y a ser posible en arrobas. Porque sin talento no hay futuro, por mucho que nos empeñemos en mantener contra viento y marea fórmulas más propias de otra época que de ésta. Por tanto, revisemos la vieja fórmula y digamos que “Con cantera, talento y afición, no hace falta importación”.
A fin de cuentas (y les ruego no tomen lo de la “importación” desde un punto de vista excluyente o xenófobo), el fútbol no deja de ser una profesión en la que los principales ingredientes del éxito son los mismos que en cualquier otra actividad: una cantera de la que nutrirse, la vocación o afición por las cosas bien hechas, y el talento, que puede venir de origen pero que bien trabajado puede deparar también excelentes resultados.
En estos días en los que los clubes de fútbol (salvo excepciones) son sociedades anónimas y los mercados se han hecho globales, la competencia entre gran parte de los equipos es cada vez mayor y las diferencias entre ellos menores. Bien es cierto que entre estas multinacionales del balón, siempre quedará una élite cuasi inalcanzable. Pero no del todo inalcanzable.
El cuidado de la cantera, la búsqueda del talento, el fomento de las vocaciones y el trabajo en equipo son también la base de cualquier empresa o actividad. En este sentido, Euskadi es un claro ejemplo de cómo las instituciones públicas y la iniciativa privada trabajan conjuntamente para sentar las bases de su competitividad futura en un entorno cada vez más globalizado, competitivo y tecnológico.
Por ello, la celebración ayer en Bilbao del evento Basque Country Industry 4.0 y sobre todo del Día de la Industria 2018 el pasado jueves pone precisamente el acento en la importancia crítica de la industria en el desarrollo económico y social del país, y en particular en la necesidad de atraer talento a un sector como la Industria, en mayúscula, que presenta hoy en día múltiples y novedosas facetas, alejada de los estereotipos de épocas pasadas.
En este sentido, pocos discuten ya que el transporte y la logística, en toda su amplitud, conforman una Industria. Y así deben ser entendidos por las administraciones, que como es el caso de la vasca impulsa una estrategia de Industria 4.0 que tiene muy en cuenta al sector logístico a través de los clústeres marítimo-portuario, representado por UniportBilbao, o el Clúster de Movilidad y Logística de Euskadi, formando ambos de la Federación de Movilidad y Logística de Euskadi (BCLM).
Sin embargo, no es fácil atraer talento hacia la Industria 4.0 como tampoco lo es hacerlo hacia la Logística 4.0. Para muchos jóvenes talentos la Industria y la Logística 4.0 no son atractivas, y, por ello, no están dispuestos a realizar este tipo de estudios. En opinión de los expertos, una remuneración alta sería una buena motivación, así como ofrecer formación continua. En este sentido, dentro de pocos años las empresas se rifarán a los jóvenes talentos, con lo que una de las bazas de las empresas es tratar de captarlos antes de que acaben la carrera y asumir parte de su formación.
Por todo ello, el Día de la Industria 2018, que reunió el pasado jueves en Bizkaia a más de 600 jóvenes en edad de decidir su futuro profesional, y en la que participaron la Autoridad Portuaria de Bilbao y Bergé, se revela como una iniciativa imprescindible para asegurar que la industria vasca cuente con la cantera, el talento y la afición suficiente para poder competir con garantías en un mundo global. Para competir y ganar. de euros.