Son días de celebraciones. De dar un paso al frente y mirar al futuro con optimismo. El pasado jueves APM Terminals Barcelona dio un importante paso adelante en su compromiso con el puerto y la comunidad portuaria de la capital catalana con la inversión de 50 millones de euros realizada en la compra de dos grúas super postpanamax y 29 straddle carriers, que se suman a la inversión previa llevada a cabo para incrementar en un 30% la capacidad de la estibadora para contenedores reefer.
Por su parte, mañana se celebrará el acto de inauguración de la ampliación ferroviaria de la terminal de contenedores del Puerto de Bilbao, denominada CSP Iberian Bilbao Terminal, un proyecto en el que que COSCO Shipping Ports (Spain) Teminals ha invertido 10 millones de euros en la mejora de la intermodalidad, que permite aumentar el tráfico ferroportuario y supone un impulso para la integración del Puerto de Bilbao en el Corredor Atlántico que tendrá su continuidad con la Variante Sur ferroviaria.
Y por completar el trío de buenas noticias que se van a suceder en espacio de apenas siete días en nuestros puertos, este próximo jueves 27, Terminal Port Nou, del Grupo Bergé, y el fabricante de maquinaria portuaria Sany, celebrarán en el Moll Adossat del Puerto de Barcelona la entrega de tres reachstackers que muestran el compromiso de la estibadora con la tecnología más avanzada para el desarrollo de su actividad.
Son tres buenas noticias que tienen como hilo conductor al contenedor, el gran protagonista de la globalización económica; el símbolo por antonomasia del comercio mundial; rey de las terminales; confeso objeto de deseo de puertos, navieras, transitarias y transportistas.
Algún día acabaremos por asistir también a la inauguración de un monumento al contenedor en alguno de nuestros puertos, como ya ocurrió en 2017 en Le Havre con motivo de las celebraciones del 500 aniversario de la ciudad francesa, cuando se inauguró la obra “Catène de Containers” del artista Vincent Ganivet, y que se ha convertido en uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad.
Pero si en algún lugar se habla del contenedor, de las tendencias económicas y tecnológicas que caracterizan la evolución de este mercado, ese es TOC Europe, que parece destinado a consolidar su apuesta por Rotterdam como sede estable, en una ciudad que representa como ninguna otra en Europa la pujanza del comercio marítimo basado en las cajas de metal.
Uno acude a las conferencias de TOC Europe a escuchar también la palabra de los grandes gurús del sector, a los profetas de las consultoras marítimas de referencia, que uno no sabe muy bien en base a qué estimaciones realizan unas predicciones a años vista que, llegada la fecha de su vencimiento, nadie o casi nadie se preocupa de revisar.
Sería interesante que TOC Europe dedicara un panel de su programa de conferencias a contrastar el grado de cumplimiento de las predicciones realizadas en la edición del 2015 en Rotterdam, por ejemplo, con la realidad actual del negocio. Pero no creo que quieran correr ese riesgo. El caso es que, a pesar de las nuevas amenazas que planean sobre el mercado del contenedor y que en ocasiones, como sucede con la desaceleración económica, el aumento del proteccionismo y la guerra comercial EE.UU-China, no son previsibles, lo cierto es que las empresas no dejan de dar pasos al frente para ser aún más eficientes en un entorno cada vez más competitivo. Por eso, ahora es tiempo de celebrar.
