En 1990 me enteré que la importante empresa francesa Total había decidido construir tanques para combustibles en el Puerto de Alicante, pero estaban encontrando gran rechazo de asociaciones de vecinos, ayuntamiento y en parte de la propia Autoridad Portuaria. Todos se oponían rotundamente por considerar los tanques instalaciones “peligrosas” para la ciudad. La oposición se salió con la suya y negaron finalmente la construcción a Total.
Pensé que era una buena oportunidad para Valencia, puesto que nuestro puerto tiene áreas muy lejanas del primer núcleo urbano.
Antes que nada, decidí someter mi idea al presidente y al director del puerto. Les pedí audiencia conjunta y les expliqué que yo quería ponerme en contacto con Total para ofrecerles Valencia, pero antes que nada quería saber su opinión y si contaba con su aprobación antes de iniciar ninguna gestión. Tanto el presidente, don Fernando Huet, como el director, don Rafael del Moral, me dijeron que adelante, que estaban conformes con mi idea, que lo intentase.
Tras varias conversaciones telefónicas con Total Madrid logré que me pasaran con la persona más adecuada: don Enrique Fernández Perán y Fernández de Córdoba. Tuve varias conversaciones con él. Le llamaba la atención que yo estuviera tan entusiasmado con esta posibilidad para Valencia, cuando acababan de tener un fracaso en Alicante.
Conseguí que viniera a Valencia al ofrecerle presentarle al presidente y al director del puerto. Aceptó y vino de Madrid. La reunión fue muy positiva. Tras unos días don Enrique Fernández me avisó para que preparase una nueva reunión, pero con “más” gente. Efectivamente vinieron además de Enrique Fernández, M. Rene Delort, José María Lacasa y José Luis Ramos.
También fue una larga y positiva reunión. Siguieron otras reuniones de trabajo. Yo veía el asunto encauzado y por mi parte decidí apartarme, pero siempre poniéndome a disposición de todos por si me necesitaban.