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Una vez entendido el mal de muchos, busquemos salidas inteligentes

  • Última actualización
    09 julio 2025 18:19

Las palabras del líder de Coordinadora, Antolín Goya de hace dos semanas en Diario del Puerto, poniendo en valor la formación integral de los estibadores y haciendo especial hincapié en la “formación sindical”, están lejos de ser un arcaico mensaje o un cliché fácil para devolver el debate a la lucha de clases.

Tras las declaraciones de Goya no hay más que el objetivo de que los trabajadores portuarios no dejen de tener nunca conciencia no sólo de la realidad operativa y física de su actividad laboral, sino sobre todo conciencia de su realidad social, de su contexto económico y global, del conjunto de amenazas, oportunidades, debilidades y fortalezas que lo acechan desde todos los ámbitos posibles, ya sean económicos, normativos e incluso culturales.

Dicho así, se antoja una demanda hasta lógica en un sector como el de la estiba en el que el sindicato mayoritario basa sus principios en la solidaridad y en el unidad, una estrategia que la historia reciente ha vuelto a demostrar como eficaz.

Ahora bien, el mensaje de Goya nos debe invitar a una profunda reflexión no ya concretamente sobre la formación sindical del conjunto del sector logístico sino, ante todo, sobre la conciencia que dicho sector debe tomar de sí mismo.

La pregunta es esencial: ¿Debe el sector logístico abordar el debate sobre la importancia de que todos aquellos que lo conforman tomen conciencia de su verdadera realidad? ¿Es necesario exceder la mera cultura operativa y práctica y apostar por un tejido laboral versado, interesado e implicado en toda su dimensión? La respuesta es SÍ.

Plantar el huevo allá donde nos han dicho que debemos proponérnoslo ya no es ni siquiera un acontecimiento bienvenido

Existe con frecuencia la sensación de dos mundos, protagonizados por quienes viven volcados en la operativa diaria y por quienes cultivan una mirada estratégica. Se nos antoja una realidad hasta obvia porque se corresponde de una manera más o menos automática con los dos grandes ámbitos en los que podríamos dividir la logística diaria: operativa y gestión.

No nos vamos a detener en la parte de gestión, pues cultivar una visión avanzada del sector logístico en este área resulta consustancial al más mínimo éxito.

En cambio, sí es fundamental detenernos en el polo operativo, donde a menudo se observa esa desconexión con el bosque, sumidos todos en el afán diario por sortear los árboles.

Porque, en verdad, en la actualidad, en cuanto cruzamos la primera línea de la gestión estratégica, ¿cómo de informado esta un profesional logístico en cada nivel del escalafón en lo que respecta a los retos esenciales del sector, a las amenazas legislativas y normativas, a la coyuntura global y su impacto y, sobre todo, con una visión completa y no limitada a su estricto ámbito de actuación operativa diaria?

Sea cual sea la respuesta en este sentido, parece clara la pertinencia de esta toma de conciencia. No olvidemos que socialmente es viable vivir en la alineación completa con respecto a los problemas del “mundo” y no tiene porqué ser distinto en el caso de alguien que diariamente se limita a su función logística concreta, pero tenemos claro que lo deseable es la implicación de todo ser humano en su entorno y su contexto a nivel general y lo mismo en el ámbito logístico en particular.

Se trata de un debate que va mucho más allá de perseverar en el cultivo del sentimiento de pertenencia, de identificación, del espíritu de bandera. Hay excelentes instrumentos que impulsa este mismo medio y que fomentan este orgullo de ser y sentirse sector, de ser y sentirse una actividad esencial.

Pero no se trata solo de ser, sino de estar y cómo estar, con una motivación que vaya mucho más allá de la mera observancia del tránsito eficaz de las mercancías.

La aspiración debería ser una masa social logística formada e informada, un colectivo de profesionales implicados y con conciencia logística y, además, conciencia individual, proactiva y propia, no se trata de fabricar fotocopias. Se trata de generar una vinculación que no sólo multiplique los horizontes de mejora, sino que además sea caldo de cultivo para esas exangües bases empresariales asociativas, cada vez más envejecidas y que demandan aire fresco en pos de un necesario objetivo común.

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