De hecho, ya desde pequeña el pensar que la Tierra es redonda, mientras yo ando sobre un plano, es algo que me parece bastante sorprendente. Pero claro, los científicos nos han demostrado que la Tierra es redonda. Y redonda se ve desde el espacio –o así la han visto los, pocos por el momento, que han tenido la suerte de atravesar la atmósfera terrestre para salir al espacio exterior y observar, desde las alturas, cómo es nuestro planeta–. Y que yo no tenga mente de arquitecto, por aquello de las capacidades espaciales, no quita para que no me crea a los científicos. Que por algo saben más que yo de esto.
Por eso, no paro de sorprenderme cada vez que me topo con personas que se mantienen erre que erre en la idea de que la tierra es plana. Como si no se hubiera dado carpetazo a la historia hace ya unos cuantos siglos.
Pero los hay muy perseverantes, como la Flat Earth International Conference, uno de estos grupos visionarios que mantienen la teoría de un mundo plano. Pues bien, tras la conferencia que este grupo tiene previsto celebrar el próximo mes de noviembre en Dallas, han pensado que estaría muy bien darse una vuelta por el planeta en 2020 yendo de crucero para demostrar físicamente que, efectivamente, la Tierra es plana.
Desconozco cuál será el itinerario del crucero y tampoco sé qué naviera será la que se preste a dejar un barco para realizar este viaje de prospección.
Eso sí, me he quedado mucho más tranquila cuando, en su propia web, la FEIC solventa algunas de las típicas dudas que se nos plantearían si creyéramos que la tierra es plana. “¿Me caeré del borde?” Y la respuesta es francamente tranquilizadora: “No. Aunque existen diversos modelos dentro de la comunidad de la Tierra plana, el modelo más comúnmente representado de nuestra Tierra es el de un disco circular con la Antártida que sirve como barrera contra la pared de hielo”, aseguran en la web de esta conferencia. Es decir, y para que lo puedan visualizar claramente: al parecer, el fin del mundo se asemeja bastante al muro de hielo que separa a los humanos de los caminantes blancos en Juego de Tronos.
No dudo de que llegar en barco hasta este inmenso –porque imagino yo que tendrá que ser grande– muro de hielo elevado hacia el cielo debe de ser toda una aventura. Ahora solo me queda esperar a ver cuánto cuesta el billete para ver si me alcanza el sueldo y largarme a descubrir los confines de la Tierra a bordo de un crucero.
Por cierto, a la pregunta de si la NASA miente respecto a la verdadera forma del globo terráqueo –o del plano terráqueo, claro–, desde la FEIC aseguran que “las agencias espaciales del Gobierno se toman libertades creativas con los dólares de sus impuestos y producen imágenes engañosas”. Al respecto, habría que decir que, ciertamente, no sé si la NASA miente o no. Pero está de acuerdo con la FEIC en que la Tierra no es una esfera... al menos no una esfera perfecta. En realidad, es una especie de esfera achatada por los polos y con, digamos, algún que otro bulto. Vamos, lo que se llama un geoide.