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Virus en el sector

Me pide el cuerpo hablar sin parar del coronavirus y de cómo sus primos hermanos y lejanos (el SARS, la gripe aviar, la gripe porcina, el ébola o el MERS) causaron trastornos e histerias, unos más que otros, hasta que fueron condenados al ostracismo por los medios de comunicación que decidieron, de un día para otro, que ya estaba bien de tanto cachondeo mediático. 

  • Última actualización
    04 marzo 2020 18:02

Se frivoliza tanto en torno a determinadas cuestiones que en ocasiones incluso llegamos a olvidar los grandes dramas que esconden realidades como el ébola. Pero parecemos condenados a priorizar en función de los criterios de otros, o de la cercanía física del problema. Una pena.

Nuestro sector anda preocupado, ya no tanto por el contagio, sino por los efectos de la actual crisis sanitaria sobre el comercio internacional y el transporte. Aseguran los expertos que nos podemos enfrentar a una recuperación en forma de “W”, es decir, que después de una brusca caída (que es la que ahora estamos comenzando a sufrir), se produzca una mejoría irreal (cuando se restablezca la producción en China), que no sería más que una recuperación en falso hasta que más adelante se produzca una salida real al problema. ¿Acertarán? Pues no lo tengo claro, pero sí les garantizo que la primera “V” ya está casi dibujada. En el caso del transporte marítimo, no será hasta este mes (también posiblemente la última parte de febrero) cuando comencemos a notar en los tráficos portuarios los efectos de la caída de la producción china y, por más que a lo largo de esta semana ya se hayan reactivado las factorías y el stock no llegue a romperse del todo, no será hasta dentro de otro mes cuando detectemos esa mejoría. Los usuarios de Aliexpress y de tiendas chinas online han podido comprobar ya con satisfacción que esta misma semana la mayor parte de sus pedidos han pasado de “pendientes de envío” a “pendientes de recepción”, lo que es un claro síntoma de regreso a la normalidad.

Estados Unidos, que para mí sigue siendo clave para que el coronavirus adquiera dimensiones dramáticas, mantiene una política ultraconservadora y defensiva, porque no parece tener el más mínimo interés en que un virus profundice todavía más en la herida económica, menos todavía en pleno periodo preelectoral. Veremos. Así las cosas, y con tantos y tantos eventos a las puertas, debería imponerse el sentido común. La información debe fluir con agilidad para ganar la batalla a la desinformación. Los intereses cruzados no deben contraponerse y, menos aún, se debe utilizar la excusa de la alerta sanitaria para conseguir cualquier otro propósito.

 La sociedad en general debe dar signos inequívocos de madurez, apelando a la buena información y a la prudencia, sin dejar de lado, por supuesto toda la prudencia y previsión que sean necesarias para evitar disgustos mayores. Sea como sea, es evidente que el sector de la logística y el transporte internacional se verá afectado necesariamente ya que, en definitiva, sigue siendo un excelente termómetro de la economía, para bien y para mal. Como decía Vicente Pallardó el pasado jueves en Propeller Valencia, quizás no es momento para tomar decisiones cortoplacistas dejándonos llevar por las alarmantes noticias y las previsiones de unos pocos. Hay que estar vigilantes, sí, pero con la prudencia necesaria que aconseja la incertidumbre, quizás el peor escenario para lanzarse a cualquier aventura. Conviene seguir el consejo y analizar la situación desde la prudencia, siempre apoyados en una información veraz y rigurosa. Los que únicamente se informan a través de memes, titulares, fotos y pies de foto, van a tener que hacer un esfuerzo por regresar a la tierra.