Menú
Suscripción

Volver a nacer

Vamos pasando por la vida buscando argumentos que nos acerquen más a las personas y menos a las tonterías. Si se fijan, cada uno de los pasos que damos en contra de esta máxima nos aproxima más a la simpleza, nos enoja los ánimos y nos equipara todavía más a los primates.

  • Última actualización
    27 febrero 2019 18:27

Hace apenas un par de días un jovenzuelo que acaba de cumplir 18 años me decía angustiado que no sabía a quién iba a votar en las próximas elecciones generales. Por suerte, hablamos de uno de esos especímenes extraños que a su edad se preocupan por este tipo de asuntos o que han asumido que tienen que responder a una responsabilidad... cosa que no todo el mundo tiene muy clara, la verdad.

Con ese “carácter” (¿soberbia?, ¿suficiencia?) que te da la experiencia o aprovechando esa ventana de oportunidad que te brinda una personilla para que entres al trapo con tu “sabiduría”, le dije que lo mejor era leer todos los programas electorales y escuchar a los políticos. Pausa para las risas...

También le sugería que hiciera una tabla con todos los asuntos que le interesan. “En el eje de las abscisas colocas a todos los partidos políticos y en el eje de la ordenadas todos los temas que para ti son importantes, de esa forma, en cada una de las casillas que se forman puedes poner  si estás de acuerdo con lo que proponen, no lo estás o simplemente es un asunto que ni siquiera se contempla” (hablaba con un aspirante a ingeniero, matizo).

Para mi sorpresa, ese mismo día por la tarde ya había confeccionado la tabla y estaba dispuesto a meterle mano a los programas, cosa que para su disgusto terrible no pudo hacer porque ni siquiera se han presentado oficialmente.

Aproveché la ocasión para echar un vistazo a la tabla y me llevé un par de buenas sorpresas. Por un lado, había incluido más partidos políticos de los que yo sospechaba que existían y por otra parte, en el lado de los asuntos, desglosó una serie de temas que bien podría firmar cualquier treintañero, cuarentón, cincuentón o sesentón... y más allá.

Y no me sorprendió tanto el listado, sino la forma de nombrar los temas. Entre otras cosas, hablaba de “autobuses”, “universidades y masters” u “hospitales” para referirse a cuestiones como movilidad urbana, educación y sanidad. Escribió “futuro” en clara referencia a las oportunidades laborales y, aquí viene lo bueno, rellenó una casilla con la palabra “puertos” porque “de ellos depende que mi padre tenga trabajo o no”, me dijo. Criatura...

Desvelada ya la identidad del sujeto, no me cuesta reconocer que lo primero que pensé es que esta generación está demasiado acostumbrada a vivir con abrigo, paraguas y chubasquero, pero también me dio por pensar que si realmente era un asunto muy importante para él, posiblemente se quedaría sin votar a nadie, porque ni puertos, ni logística ni nada que se le parezca tienen un protagonismo real en los discursos políticos preelectorales.

Si podemos apelar a la responsabilidad, posiblemente ha llegado el momento de hacer un análisis real de la situación y de obrar en consecuencia. Como decía al inicio, busquemos argumentos que nos acerquen a las personas y que nos alejen de la soberbia, el egocentrismo y la tontería. Va siendo hora.