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Volver al origen

Con frecuencia perdemos de vista aquello que nos ha hecho convertirnos en personas y profesionales. No es un lamento, es una evidencia que vamos constatando conforme cumplimos años; sin embargo, tengo la certeza de que la única fórmula para recuperar la esencia es volver al origen.

  • Última actualización
    10 julio 2019 16:00

Suele pasar que cuando nos damos un garbeo por la vida en modo rebeldía, renegando de lo que hemos sido y buscando metas inspiradas en idílicas ensoñaciones, acabamos por retomar el camino conocido buscando las sensaciones que nos hacía estar bien, estar mejor. No, no hablo de acomodarse ni de renunciar a nada, me refiero a mirar hacia adelante pero sabiendo muy bien de dónde venimos.

Este bendito sector nuestro, casi como cualquier otro colectivo profesional, tiene una particularidad muy positiva y es que casi todos, si no todos, nos conocemos bastante, o lo suficiente como para saber quiénes somos y por dónde vamos. Lo que sin duda es una ventaja.

Por ejemplo, yo no les tengo que explicar quiénes somos y qué hacemos. El que más y el que menos conoce a Paco, a Loli, a Magda, a Eva, a Miguel, a Jaime, a Elena, a Alba, a Inma, a Juanma...y así hasta treinta y tantos; y lo que es más importante, también nos conocen por nuestros hechos porque lo que hacemos o queda escrito o queda en el imaginario colectivo del sector logístico.

No engañamos a nadie. Somos lo que somos, hacemos lo que hacemos y nos gusta lo que hacemos. ¿Para qué más?

Enlazando con el principio, nos gusta recordar de dónde venimos y somos conscientes de que nuestra razón de ser es el sector logístico, con él y con sus personas hemos aprendido a lo largo de los años.

Si alguna vez hemos tenido alguna duda de si nuestras decisiones son acertadas, la fórmula mágica pasa por responder a si el foco está orientado al sector. Y así, poco a poco, hemos cimentado nuestra pequeña pero larga historia.

En estos tiempos en los que las empresas buscan referencias y fórmulas para avanzar en un mercado especialmente competitivo y agresivo, vale la pena pararse a pensar y tirar mano de la intuición y el conocimiento. La primera para dejar algo a los designios del azar (que también es importante), y la segunda para no fallar a la hora de escoger entre uno y otro.

Como ven, los criterios económicos, de beneficio empresarial o la cuenta de resultados... nos los pasamos directamente por el arco del triunfo... pero es que no estamos hablando de eso. Hablamos de coherencia, de personas, de proyectos, de cohesión sectorial... de todos aquellos elementos intangibles que son imposibles de ponderar por medio de una tabla de datos.

Después de muchos años leyendo periodismo, me he decantado por buscar y degustar piezas que resultan “inspiradoras” (¿Un ejemplo?: “El día que la Luna dejó de ser de València”, de mi admiradísimo compañero Carlos Aimeur y publicada en valenciaplaza.com). No busco verdades, lecciones o doctrinas; aspiro simplemente a que alguien se lleve mi cabeza de paseo y que me haga sentir habitante de este planeta, semejante y mundano como todos los que nos rodean.

Aspiro a saber degustar todo el bien que me hacen las personas que me rodean y sin las que no sería como soy, seguro. Precisamente por esto tengo una deuda impagable con las personas de este sector.