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Volver más valiosos

  • Última actualización
    25 julio 2025 05:20

A todos nos cuesta, mucho, entender que las cosas han cambiado. La generación con la que he compartido los últimos 39 años se jubila en cascada. O, sencillamente, ya no están. El goteo de amigos del sector que “sale del grupo” es incesante.

Nos une, o nos unía, el trabajo, el día a día. Ese roce genera un concreto cariño. Si ya no coincidimos en las reuniones de la asociación esta o aquella, si ya no vas a venir a los cócteles del sector, si empiezas a perderte alguna Fiestas de la Logística... no va a ser lo mismo.

Con el paso del tiempo, algunas cosas son diferentes, otras son, directamente, contrarias a como eran. Hoy ya no se mata por encontrar un comprador o un inquilino para un piso (con la de chistes que hizo Forges sobre inmobiliarias persiguiendo a clientes), sino todo lo contrario: la gente hace cola para tener una oportunidad de dar todo su sueldo a cambio de un techo de alquiler.

Ahora las películas sobre los campos de concentración no son en blanco y negro, son en color, y en directo. Y no son películas, sino telediarios los que muestran niños famélicos al borde de la muerte por culpa de los designios de un tirano.

Los delincuentes no están en la cárcel, están dando órdenes. No hay lluvia ni sol, sino inundaciones o sequías. Demasiadas diferencias forjadas en tan poco tiempo.

De entre esas diferencias, una que me llama poderosamente la atención es esa que se extiende como una mancha de aceite, como un chapapote justiciero, alcanzando cada vez a más y más sectores: la falta de mano de obra.

Volved todos, como yo os imagino: cada día más valiosos.

Ya no se trata solo de un problema de camareros, telefonistas, comerciales, conductores de camión, maquinistas de tren, médicos, enfermeras, albañiles... El tema de la falta de mano de obra está llegando a tal punto que los sindicatos de la estiba, según declaraban en una entrevista publicada recientemente en estas mismas páginas, están preocupados, también, ellos también, por el relevo generacional. ¿Llegará un momento en el que no habrá tortas por ser estibador? ¿Qué será lo siguiente? ¿No encontrar quien quiera ser “influencer”? ¿Carencia de tertulianos? ¿Escasez de políticos?

Si además de este panorama seguimos viendo en los automatismos un enemigo a batir... las cuentas nos llevan a un mundo de camas sin hacer, camiones parados, trenes quietos, cervezas sin servir y cacharros sin fregar. Un mundo que no sé si valdrá la pena.

Faltan trabajadores. Sobra trabajo. Con esa dinámica, cada día se valorará más y más al trabajador. Ya hemos llegado al punto en el que, para montar una empresa, lo primero que el emprendedor ha de asegurar es la mano de obra.

Empezar y luego buscar el equipo, cuando la pelota ya está rodando, puede ser el final de la iniciativa empresarial o de la salud del emprendedor.

Toca irnos de vacaciones. Estará bien que en nuestros últimos pensamientos antes de apagar el ordenador, tengamos en cuenta lo que decían en “Criadas y Señoras”: “Tú eres buena, tú eres lista... tú eres importante”. Siempre nos han dicho que no hay nadie imprescindible, que don Preciso no existe. Eso era antes. Sin determinadas piezas, los equipos no funcionan o, al menos, no funcionan igual.

Todo esto pretende ser un chute de moral para todo los que estos días cambian el portátil por la sombrilla. Cuando vuelvas al tajo, el valor de ti, de tu desempeño laboral, estará más alto, mejor considerado. Somos, todos, cada vez más imprescindibles.

Así que... volved todos, como yo os imagino: cada día más valiosos.