Tengo la sensación de que al presidente de OPPE se le está haciendo bola lo de cuadrar el círculo del nuevo organigrama. Pasan las semanas y siguen los mismos interrogantes sobre la mesa, sin que se trasluzcan avances.
Alguna salida termina por confirmarse y luego es cierto que nada hay obligado y las urgencias son relativas: no hay más que las que cada uno se imponga.
Ahora bien, una vez anunciada la reestructuración, la falta de algunos nombres transmite la sensación de que todo se ha quedado a medias y, además, en pleno arranque de curso con la vorágine de los planes de empresa, el Fondo de Compensación, el Marco Estratégico exigiendo su definitiva redacción y de paso el lanzamiento de la reforma de la Ley de Puertos y la estiba bullendo, fregado en el que, por cierto, no vale ponerse de perfil.
Y para colmo, por la capital andan de confinamiento...