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Plan "España 2050”:  La logística, un problema a resolver

El Plan “España 2050”, tal y como presentó el jueves pasado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se configura como un ejercicio de prospectiva estratégica, un estudio que persigue, tal y como señaló el presidente, un doble objetivo.

  • Última actualización
    21 mayo 2021 13:07

Por un lado, mejorar la comprensión de los desafíos y las oportunidades sociales, económicas y medioambientales que afrontará España en las próximas décadas y, por otro lado, generar, a partir de un diálogo multi-actor, una “Estrategia Nacional de Largo Plazo”, que permita fijar prioridades, coordinar esfuerzos y garantizar la prosperidad y el bienestar de la ciudadanía en el futuro.

De acuerdo con el análisis realizado por Diario del Puerto, dentro de este estudio o plan a largo plazo se abordan gran parte de los desafíos que el sector logístico ya están afrontando.

Se trata de desafíos como la digitalización y la sostenibilidad, enmarcados en una transición energética y en una transformación donde el transporte se muestra como un elemento esencial para su consecución.

Ahora bien,derivada de esta perspectiva, es destacable la visión de la logística que se trasluce en el Plan. Más allá de presentarse como un elemento tractor y de oportunidad para la transformación ambiental, social y económica, se trasluce como un problema a resolver, con grandes retos por delante, la mayoría enfocados a su descarbonización y  transformación digital.

Por ello, dentro de los nueve desafíos de futuro que el plan desarrolla, el eje 4, relativo a la creación de una sociedad neutra en carbono, sostenible y resiliente al cambio climático es donde las mercancías toman protagonismo. El transporte de mercancías y, en particular, el realizado por carretera, es uno de los sectores que más emisiones genera, tanto en España como en Europa, según se afirma en el Plan.

9 DESAFÍOS DE FUTUROEl proyecto “España 2050” que presentó el jueves el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, está estructurado en torno a nueve desafíos de futuro, dentro de los cuales se articulan los objetivos a corto, medio y largo plazo. Estos nueve desafíos son:

1. Ser más productivos para crecer mejor.

2. Conquistar la vanguardia educativa.

3. Mejorar la formación y la recualificación de nuestra población.

4. Convertirnos en una sociedad neutra en carbono, sostenible y resiliente ante el cambio climático

5. Preparar nuestro estado del bienestar para una sociedad más longeva.

6. Promover un desarrollo territorial equilibrado, justo y sostenible.

7. Resolver las deficiencias de nuestro mercado de trabajo y adaptarlo a las nuevas realidades sociales, económicas y tecnológicas.

8. Reducir la pobreza y la desigualdad y reactivar el ascensor social.

9. Ampliar las bases de nuestro bienestar futuro.

 

Su elevada incidencia responde, entre otras cosas, según se asegura en el documento, a la construcción a gran escala de autovías -en detrimento de las líneas de ferrocarril-, la dependencia del vehículo privado en la movilidad interurbana, el aumento del tamaño y la potencia media de los automóviles durante los últimos años, la baja presión fiscal sobre el transporte y la distribución desigual de la población en nuestro territorio.

Por todo ello, entre todas las medidas que se desgranan en el Plan, el Gobierno fija varias dedicadas en exclusividad al transporte y a la logística, como el aumento sustancial de la financiación en I+D destinada a la descarbonización y a la sostenibilidad del transporte; y la transformación de la movilidad, tomando como objetivo la reducción a 2Mt de las emisiones del sector del transporte español para 2050.

¿Cómo se hará?

Para ello, el gobierno prevé, por un lado, ajustar la fiscalidad del transporte por carretera al uso real del vehículo, abordando la totalidad de impactos negativos generados y asegurando una mayor coherencia entre el tipo de vehículo adquirido y las necesidades del servicio.

Para ello se propone pasar de las actuales figuras fiscales sobre la compra, circulación y combustibles a un impuesto sobre el uso medido real del vehículo que tenga en cuenta sus características: peso, potencia, emisiones de contaminantes atmosféricos y gases de efecto invernadero. Nada se dice por cierto en el documento sobre los peajes y la euroviñeta.

Por otro lado, el Gobierno ya está trabajando en mejorar la red ferroviaria para el transporte de mercancías. En este sentido, detalla el plan, “es necesario ampliar la electrificación de la red ferroviaria, utilizar trenes híbridos con hidrógeno renovable para los tramos no electrificados, aumentar la eficiencia de las terminales intermodales, e incorporar vías férreas en aquellos puertos y aeropuertos que carecen de ella”.

EL DATO

50 objetivosEl Plan “España 2050” articula 50 objetivos concretos en torno a los 9 desafíos futuros o líneas de trabajo. Ninguno de los 50 objetivos tiene que ver directamente con la logística y, de forma indirecta, el único es el relativo a la descarbonización.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, en la presentación del Plan “España 2050”. La logística y el e-commerce, una “amenaza” para el medio ambienteDentro del desafío 4 “Convertirnos en una sociedad neutra en carbono, sostenible y resiliente al cambio climático”, el plan “España 2050” adelanta una visión de futuro respecto a cómo será la movilidad en 30 años y, lo que es más esencial para el sector, cómo cambiará la forma en la que transportamos bienes.

En 2050, señala el proyecto, la movilidad se verá transformada por la difusión del automóvil eléctrico.

Es probable que para entonces, existan vehículos de combustión interna, sobre todo en el ámbito del transporte pesado y de larga distancia. Pero éstos serán mucho más eficientes y harán uso de combustibles menos contaminantes que los de hoy en día.

La llegada del vehículo autónomo, además, no hará sino incentivar esta tendencia, ayudando a reducir las emisiones y el tráfico y a liberar espacio público en las ciudades.

A esta tecnología, afirma el plan, aún le quedan varios años de desarrollo, tanto técnico como regulatorio, por lo que no está claro cuándo podrá generalizarse en Europa, aunque es probable que esto empiece a ocurrir antes de 2050, “al menos en determinados segmentos de movilidad”.

El futuro del transporte terrestre de mercancías, explica el plan, dependerá tanto de la evolución de las cadenas de producción como de los potenciales avances tecnológicos, la penetración de los nuevos combustibles y la electrificación.

Será relevante adaptar la fiscalidad a la nueva realidad del transporte para corregir sus externalidades negativas y establecer señales inequívocas que garanticen su descarbonización a largo plazo.

CARRETERA Y FERROCARRIL

Según el Plan, en el transporte por carretera, el camión seguirá teniendo un rol predominante, al menos en el corto plazo, dadas las ventajas que aún presenta frente al ferrocarril, referentes a una flota de camiones amplia y competitiva, dotada de una extensa red viaria, frente a una red ferroviaria con pocos cargaderos y terminales y, por tanto, con escasa capilaridad en el país. En todo caso, en el medio y largo plazo, el ferrocarril deberá ir ganando competitividad, dado que es la mejor forma de transportar pasajeros y mercancías en grandes distancias con menores emisiones, asegura el estudio.

AÉREO

El transporte aéreo de pasajeros también tendrá que experimentar una transformación profunda y realizarse de una forma mucho más racional y eficiente en aeronaves menos contaminantes que ya están testándose. Se recomienda prohibir los vuelos en aquellos trayectos que puedan realizarse en tren en menos de 2,5 horas.

MARÍTIMO

En lo que respecta al transporte marítimo, imprescindible para el comercio internacional, las alternativas tecnológicas no emisoras aún están por desarrollarse.

En este sentido, la Organización Marítima Internacional (OMI) estima que, en un escenario sin cambios, las emisiones a escala global de este sector podrían aumentar hasta en un 50% en 2050 con respecto a los niveles de 2018.

Por lo que, para evitarlo, según el Plan, habrá que desarrollar naves más eficientes, transbordadores eléctricos e híbridos, y generalizar el uso de combustibles como el hidrógeno renovable, el amoniaco, los biocombustibles o la propulsión asistida por el viento.

Además, habrá que seguir creando zonas de bajas emisiones para el transporte marítimo, con el fin de limitar la contaminación atmosférica producida por los barcos en las zonas costeras y las ciudades portuarias.

HIDRÓGENO

De igual forma, dentro del desafío 4 relativo a la neutralidad en carbono, el plan establece como necesario para 2050 cambiar la forma en la que se genera, almacena y consume energía. Y dentro de este apartado hace  una referencia clara al hidrógeno como energía y combustible alternativo que más oportunidades podrá ofrecer al transporte de mercancías.

E-COMMERCE

Por lo que respecta al Desafío 6, “Promover un desarrollo territorial equilibrado, justo y sostenible”, el Plan advierte que “la expansión del comercio electrónico y de las entregas a domicilio supondrá un desafío añadido, ya que amenaza con convertir al sector de la logística en una de las principales fuentes de contaminación y congestión de las ciudades en el futuro”.

Para evitarlo, según el Plan, “el modelo de reparto en la última milla deberá repensarse por completo”.

Las empresas tendrán que sustituir su flota actual de furgonetas y camiones por vehículos más ligeros y neutros en carbono, entre los que podrían incluirse los drones de reparto.

También se tendrán que encontrar nuevas fórmulas de entrega, como los puntos de recogida en los barrios y usarse las tecnologías digitales para hacer más eficiente la cadena de distribución y reducir el tráfico de mercancías.