La exposición ‘El Marítim, a peu de carrer’, impulsada por Valenciaport en el emblemático Edificio del Reloj, ha concluido su período expositivo con una extraordinaria acogida. Más de 7.500 visitantes han participado en este recorrido por la memoria histórica y cultural de los barrios marítimos de Valencia.
VALENCIA. Durante su tiempo abierta al público, “El Marítim a peu de carrer” ha recibido un flujo constante de visitantes hasta superar las 7.500 personas, consolidándose como una propuesta cultural muy bien valorada, ha indicado Valenciaport.
Incluso en los primeros días, marcados por episodios de mal tiempo, mucha gente se acercó al Edificio del Reloj para descubrir esta mirada al pasado de los “poblats de la mar” y la huella que han dejado en el callejero valenciano.
La exposición ha presentado la historia de la comunidad portuaria y de la ciudad mediante paneles con textos e imágenes históricas, mostrando cómo la pesca, el comercio, la defensa de la costa y el ocio influyeron en su transformación. Parte de esta historia permanece reflejada en el callejero valenciano.
Como ocurre en cualquier ciudad, los nombres de calles y plazas conservan la memoria histórica. En este caso, la muestra ha puesto en valor varios de los topónimos del Distrito Marítimo de València, resultado de la anexión, a finales del siglo XIX, de barrios como la Malva-rosa, Poble Nou de la Mar, Cap de França, Cabanyal, Canyamelar, Vilanova del Grau o Natzaret.
Blasco Ibáñez
El programa de actividades paralelas a la exposición estuvo marcado por la conmemoración del 130 aniversario de la novela ‘Flor de Mayo’, organizado por la Casa Museu Blasco Ibáñez. Para celebrar esta efeméride, el Edificio del Reloj acogió una jornada cultural dedicada al autor valenciano.
La conferencia “Flor de Mayo: de la novel·la per entregues a l’escenari fílmic”, con Emili Sales, responsable de la Casa Museu Blasco Ibáñez, y Carlos Aimeur, escritor y docente, analizó el viaje de la obra desde su publicación original por fascículos hasta sus adaptaciones cinematográficas, así como la faceta menos conocida de Blasco Ibáñez como pionero en el lenguaje cinematográfico.
La exposición ha destacado, además, por su enfoque inclusivo y participativo. En este sentido, la muestra contó con un espacio para toda la familia, decorado con mobiliario elaborado a partir de redes de pesca recicladas, que permitió que niños y niñas disfrutaran de talleres creativos, colorearan ilustraciones inspiradas en la muestra y expusieran sus propios dibujos.