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Sin mirar atrás

El ministro de Fomento, José Luis Ábalos, inició el pasado martes su particular “curso escolar” con un almuerzo compartido con la Asociación Valenciana de Empresarios, presidida por el naviero Vicente Boluda y bien pertrechada por empresarios del calibre de Juan Roig, entre otros.

  • Última actualización
    11 septiembre 2019 17:45

El ministro, que también es secretario de Organización del PSOE, tenía bien claro que, más allá de las licitaciones en obras en el Corredor Mediterráneo, su presencia en Valencia iba a derivar pronto hacia el ámbito político y el escenario al que nos enfrentamos a partir del día 23, si es que nadie lo remedia antes.

Al margen de lo que pude pescar en algún corrillo y las afirmaciones rotundas de alguien que parecía saber mucho más que el resto a tenor de la contundencia de sus afirmaciones, me quedaron claros desde el primer momento algunos asuntos.

El primero es que nadie sabe exactamente si va a haber un acuerdo que permita la formación de Gobierno, ni siquiera los encargados de conseguirlo... De verdad, no se dejen engañar que nadie lo sabe.

El segundo es que la política, nos guste más o menos, sigue acaparando la atención mediática y de los corrillos que los ciudadanos españoles formamos en cuanto tenemos ocasión. Eso es así.

Finalmente, lo más triste, era evidente que el ministro de Fomento no había venido a Valencia a hablar de logística, de transporte o de infraestructuras que no tuvieran que ver con el Corredor Mediterráneo y el “esfuerzo licitador” (curiosa forma de utilizar el concepto de esfuerzo) que Fomento está desempeñando en su desarrollo.

Las tres preguntas que se pudieron hacer en un simulacro de rueda de prensa disfrazado de “atención a los medios” se centraron exclusivamente en el escenario político y de ahí no salió el ministro nada más que para recordar los más de 9.000 millones de licitaciones en el Corredor.

Me dirán ustedes que es normal. Que lo que preocupa ahora es la gobernabilidad del país, la estabilidad y todas estas cosas. Y tienen razón.

Pero a mí me sigue preocupando, y mucho, que una de las personas más relevantes del actual panorama político nacional y que además es titular de la cartera ministerial que engloba a los puertos de interés general, no sea capaz de dedicar diez segundos de su intervención a despejar dudas y dejar muy claro que la Terminal Norte del Puerto de Valencia es un proyecto indiscutible, estratégico y que además cuenta con todos los permisos y declaraciones necesarias en vigor.

Hubiera sido una muy buena forma de aplacar el ímpetu electoral del que algunos no se han descolgado desde los últimos comicios municipales.

La incertidumbre a la que hacen referencia cuando se habla de la imposibilidad de formar gobierno y afrontar unas nuevas elecciones, es también equiparable a la generada en torno a este proyecto que ha comprometido una inversión superior a los 1.400 millones de euros.

Afortunadamente, si todo funciona según lo previsto y anunciado, el próximo 27 de septiembre el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Valencia podría adjudicar la Terminal Norte a TiL. Un paso adelante que invita a no mirar atrás, ni siquiera para ver de dónde venimos.