Decíamos hace apenas un mes que el otoño se presentaba intenso. Ahora, desde la perspectiva que nos dan unas vacaciones bien aprovechadas, estamos en condiciones de afirmar que, efectivamente, nos enfrentamos a una etapa apasionante cuya intensidad no va a ser mayor o menor que la de años precedentes, simplemente será la misma.
Los periodistas tenemos tendencia a la grandilocuencia. Los titulares siempre parecen más contundentes si incluyen algún adverbio de tiempo (siempre, nunca, jamás…), algún ordinal (primero, último…) y alguna barbaridad (a gusto del consumidor). Pensar que este septiembre será más o menos intenso que el de otros años no es más que un brindis al sol para autoconvencernos de que no nos queda otra que seguir trabajando.
Tengo que sucumbir a la necesidad de referirme al debate estéril, falso, politizado y mediatizado de la Ampliación Norte del puerto de Valencia. En realidad, no hay debate que valga, sino más bien un gran interrogante: ¿Está dispuesta Valencia a renunciar a la mayor inversión privada de la historia en un puerto español? (más de 1.000 millones de euros).
Si la respuesta es positiva podemos prepararnos para soportar uno de los mayores ridículos de la década, por encima incluso de nuestras lamentables intervenciones en Eurovisión. Si por el contrario se apuesta por seguir adelante y no renunciar a nada, no queda otra que arremangarse y comenzar a tirar del carro, todos a una.
Podemos limitar el impacto de septiembre al día 23, fecha límite en la que debería estar investido el presidente del Gobierno si no queremos nuevas elecciones, pero tampoco parece que estemos excesivamente preocupados por este asunto tan alejado de nuestro ombligo y cuya solución está tan próxima allá donde se segrega la testosterona.
Tampoco nos quita el sueño el otoño/invierno caliente que se presenta en la estiba a nivel nacional y en cada uno de los puertos de interés general, ya sea por la transformación de los CPE o por el complicado cumplimiento de algunos acuerdos del convenio en el plano local. ¿Habrá tensión? Seguro, pero ya vendrá y la afrontaremos.
La infinita historia del Corredor Mediterráneo sigue perdiendo fuelle conforme vamos comprendiendo que el tercer carril es una chapuza y que lo que de verdad interesa es la doble plataforma, algo para lo que nos faltan décadas.
El transporte terrestre sigue con su particular cruzada con la modificación del reglamento de ordenación del sector, su cumplimiento y con la perenne sensación de que se trabaja con un margen de beneficio que es imposible modificar al alza.
Mientras tanto, conforme se configura el escenario, el empresariado sigue a lo suyo, trabajando y trabajando, pidiendo, aunque sea suplicando, que le dejen trabajar... y poco más.
En Diario del Puerto abrimos un nuevo curso cargado de proyectos ilusionantes, novedades y sorpresas que iremos destilando conforme pasen las semanas. Durante los últimos días hemos renovado nuestro compromiso profesional de seguir aportando lo mejor de nosotros mismos para estar a la altura de las miles de personas que nos siguen todos los días.
Sea como sea el otoño, no tengan duda de que vamos a estar ahí para contárselo. Vamos allá.
