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La formación profesional (FP) se erige como la oferta académica más completa y directa entre el mundo laboral y el formativo, ya que una importante parte de la formación se realiza en las propias empresas del sector.
Bárbara Cordero
Desde el último trimestre de 2018, el Ministerio de Educación y Formación Profesional (MEFP) está llevando a cabo todo un proceso de impulso, transformación y modernización del sistema de Formación Profesional. Para ello, ha puesto en marcha un Plan de Modernización de la Formación Profesional con un presupuesto de más de 2.200 millones de euros y la nueva Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la FP.
Aunque tradicionalmente se ha diferenciado entre FP y FP Dual, la nueva Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación Profesional, aprobada en marzo de 2022, establece un sistema único de FP. El texto establece una oferta única, modular y flexible de Formación Profesional ordenada en itinerarios formativos que permiten la progresión a través de cinco grados ascendentes (A, B, C, D y E). Esta nueva ley tiene un impacto presupuestario previsto durante su implantación a cuatro años de 5.474,78 millones de euros.
Adaptabilidad
La nueva estructura facilitará el acceso a todo un abanico de formaciones de distinta duración y volumen de aprendizajes que contempla desde unidades más pequeñas o microformaciones (grado A) hasta alcanzar los títulos y cursos de especialización (grados D y E). De esta forma, cada persona podrá diseña y configurar itinerarios propios adaptados a sus expectativas profesionales y necesidades laborales.
Toda la oferta, independientemente de su tamaño y duración, será acumulable, certificable, y acreditable, lo que permitirá a estudiantes, ocupados y desempleados avanzar en su trayectoria formativa que conducirá a acreditaciones, certificados profesionales, titulaciones y másteres profesionales. Asimismo, la nueva Ley de Formación Profesional contempla que la oferta de los Grados C y D incluya un periodo de formación en la empresa bajo dos regímenes.
Por un lado, la “Formación Profesional general” con un tiempo en la empresa de entre el 25% y el 35% de la duración total de la formación y el compromiso de la compañía de participar en hasta un 20% de los contenidos y resultados de aprendizaje del currículo; y, por otro, la “Formación Profesional intensiva”, en la que la formación en la empresa será del 35% (en adelante) de la duración total, así como la colaboración de esta con el centro de formación en el desarrollo de más del 30% del currículo. Además, contempla un contrato de formación entre el estudiante y la empresa en los términos que determine la legislación laboral.