BILBAO. El ex presidente del Banco Central Europeo y ex primer ministro de Italia, Mario Draghi, recibió el encargo de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, de presentar ideas sobre el futuro de la competitividad europea. El informe “El futuro de la competitividad europea”, hecho público la pasada semana, califica de “existencial” el desafío al que se enfrentan los responsables políticos y advierte de que la postergación de las decisiones conducirá a la necesidad de tomar decisiones difíciles.
Draghi propone cambios de gran alcance en numerosas áreas, entre ellas el transporte, ámbito al que dedica 20 de las 400 páginas del informe, largamente esperado por el sector. De hecho, asociaciones sectoriales europeas como CECLAT han aplaudido su exhaustivo análisis y sus ambiciosas recomendaciones destinadas a impulsar la competitividad de Europa.
Así, el enfoque del informe en la simplificación de las regulaciones, la aceleración de la digitalización y la promoción de la descarbonización refleja muchas de las prioridades estratégicas del sector del transporte y la logística en Europa. La pregunta clave es si estas grandes ambiciones pueden contar con el apoyo de los Estados miembros de la UE en un período marcado por la incertidumbre mundial.
El transporte, dice el informe, “es un claro ejemplo de bien público europeo que proporciona servicios esenciales a los ciudadanos y las empresas de la UE y fomenta la competitividad y la productividad económicas globales de la UE”.
Por ello, Draghi sostiene que para mantener una posición de liderazgo frente a la creciente competencia global, las políticas de la UE deben “garantizar el desarrollo de infraestructuras y la armonización de las normas para lograr un mercado integrado e intermodal en toda la UE, así como garantizar la resiliencia de las infraestructuras y las rutas, los servicios y la industria”.
Asimismo, dichas políticas deben “liderar la descarbonización y la adopción de soluciones digitales y automatizadas, y garantizar una industria manufacturera líder y una competencia equitativa a nivel global para los operadores industriales de la UE”.
Sin embargo, Draghi lamenta que “ cuando existe una planificación nacional de proyectos e inversiones en el transporte, ésta se centra principalmente en modos individuales y no es uniforme en toda la UE ni está totalmente alineada con la planificación de la UE”.
Una de las principales conclusiones del informe es la urgente necesidad de un reajuste regulatorio para mejorar la competitividad de la UE. Draghi destaca que el entorno regulatorio de Europa es excesivamente complejo y fragmentado, lo que a menudo genera ineficiencias que frenan el crecimiento. El sector logístico viene reclamando desde hace mucho tiempo la reducción de las cargas regulatorias innecesarias, en particular las que obstaculizan las operaciones de transporte y logística transfronterizas.
El informe propone someter a pruebas de resistencia las regulaciones para determinar sus implicaciones económicas y prácticas, junto con los esfuerzos para cuantificar el costo de la nueva legislación, en la idea de que un marco regulatorio simplificado y armonizado es crucial para el éxito del Mercado Único.
Draghi también pone un gran énfasis en la descarbonización del transporte, advirtiendo de que, sin una planificación coordinada y una inversión significativa, es poco probable que se alcancen los ambiciosos objetivos climáticos de la UE en materia de transporte. Por ello, los mecanismos de apoyo específicos serán vitales para ayudar al sector a cumplir el objetivo.
“El potencial del sector del transporte de la UE aún no se ha aprovechado por completo”, subraya el informe, que cifra en un 10% la capacidad del transporte intermodal para reducir los costes del transporte de mercancías puerta a puerta, con ahorros de costes externos de casi 20.000 millones de euros en los próximos 25 años.
“La mejora de las infraestructuras y los servicios puede impulsar un mayor crecimiento, ayudar a abordar la congestión y dar cabida a una demanda creciente”, explica Draghi, para quien “hay margen” para seguir desarrollando el transporte intermodal de mercancías. “Además de la infraestructura, que sigue siendo inadecuada, las normas de la UE que incentivan el transporte intermodal (la Directiva de Transporte Combinado de 1992) tienen una definición amplia y están obsoletas desde hace tiempo; si bien el transporte intermodal se ha expandido (se cuadriplicó entre 1996 y 2016), más de la mitad de las operaciones intermodales en la UE hoy están excluidas del marco de apoyo que ofrece la Directiva”, añade el autor del informe.
En el informe “El futuro de la competitividad europea”, que cita en 250 ocasiones a China, Draghi alerta de que la UE “está perdiendo terreno o se ve cada vez más amenazada por competidores globales”. En lo que respecta a la construcción de buques mercantes, la UE (al igual que EE. UU.) ha pasado a depender totalmente de Asia, de los cuales se abastece en un 94%. Además, el 96% de los contenedores marítimos se producen actualmente en China.
La UE también se enfrenta a presiones externas en relación con la propiedad y la gestión de infraestructuras, “con riesgos para su autonomía”. Según el informe, “China está ganando terreno en la infraestructura y las flotas de transporte y logística de la UE”. “La inversión china en los puertos de la UE está en aumento y los operadores chinos controlan una parte importante de las líneas ferroviarias que llegan a Europa”. Además, China ha invertido en una ruta terrestre-marítima a través de los Balcanes para aumentar su cuota de transporte de mercancías entre la UE y China, y si bien este corredor ofrece oportunidades para las empresas logísticas europeas, “la UE se está volviendo cada vez más dependiente de la inversión en infraestructura de China”. “La inversión extranjera directa de la UE se centra en inversiones individuales a nivel nacional, pero no examina las implicaciones sistémicas de la inversión a nivel sectorial o de toda la UE”, señala.
Por otra parte, la participación de la UE en la propiedad de la flota marítima disminuye y a pesar de la fortaleza de la UE en logística global, solo un actor europeo (APM Terminals), recuerda el informe, está entre las cinco principales empresas mundiales que gestionan terminales portuarias. Los actores asiáticos y de Oriente Medio dominan el negocio y obtienen concesiones en todo el mundo.