Bárbara Cordero / Juan Porta
De hecho, tras la pandemia y la guerra en Ucrania, que han provocado momentos de desabastecimiento puntuales, ha habido un cambio de paradigma donde la logística ha cobrado una importancia sin precedentes. Mientras que hace años se contemplaba como un departamento más, en la actualidad los responsables logísticos forman parte de las decisiones clave de las compañías.
Eso sí, aunque la relación entre cargadores y proveedores logísticos es más estrecha que nunca, esta se ve condicionada por el contexto de incertidumbre en el que se encuentra el mercado global por el freno del consumo, la inflación y la inestabilidad geopolítica.
Todo este panorama ha derivado en una redefinición de la globalización, lo que afecta a la reorganización de las cadenas de suministro, tal y como detallan a Diario del Puerto Publicaciones, Enric Ticó, presidente de FETEIA-OLTRA y Francisco Aranda, presidente de UNO.
Inestabilidad
Esta inestabilidad se ve reflejada, en mayor medida, en el transporte marítimo de mercancías. Mientras que antes de la pandemia los fletes marítimos estaban a niveles aceptables para los cargadores (no tanto para las navieras), durante los meses más duros de la pandemia estos escalaron hasta niveles nunca vistos, tal y como se puede observar en la serie histórica de datos de World Container Index de la consultora británica Drewry.
En la actualidad, los precios del transporte marítimo se han moderado, “pero ya nunca volverán a los niveles previos a 2020”, tal y como apuntaba Aurelio Martínez, expresidente de la Autoridad Portuaria de Valencia y experto economista en su artículo “Los fletes se mantendrán a flote”. Toda esta situación urgió a los operadores logísticos a reestructurar las cadenas de suministro para ofrecer a los cargadores precios más competitivos y garantías de espacio y tiempo.