RAÚL TARREGA
Los eslabones de la cadena logística relacionados directamente con la industria cerámica han vivido un año 2022 muy intenso. Los vaivenes en los tráficos portuarios, con una primera mitad muy activa y una segunda parte al ralentí, han condicionado la actividad de transportistas y empresas transitarias.
El clúster está advirtiendo desde hace tiempo los problemas que conllevan el retraso en la percepción de ayudas. La reducción de las exportaciones fuera de la Unión Europea provocadas por la pérdida de competitividad debido al incremento de costes dentro de Europa, por un lado, y el agravio comparativo en el mercado europeo viendo como las empresas de Italia y Portugal sí que están recibiendo ayudas por parte de sus gobiernos, por otro, están teniendo su repercusión en el transporte y en las operaciones comerciales internacionales.
Lo cierto es que podría decirse que el pasado año ha sido agridulce para el transporte por carretera, “muy difícil de gestionar y con mucho desgaste humano, pero también con muchas satisfacciones”, tal y como reconoce Lorena Ballester, representante de FVET-Puerto. Y es que logros como la implantación de la cláusula del combustible, la reducción del tiempo de las paralizaciones, la revisión de muchas tarifas y el aumento de las inspecciones para controlar la morosidad han marcado un año en el que también se vivió un paro patronal, los coletazos de la pandemia, la guerra en Ucrania y la inflación.
Víctor González, presidente de Fetransa y Fenatport, pone el acento en que los problemas coyunturales se agudizaron durante el último trimestre de 2022, y especialmente sobre el transportista autónomo, “que dispone por norma general de menos recursos con los que afrontar períodos de recesión como el que vivimos en la actualidad”.
Por su parte, Carmelo González, presidente de la Asociación Empresarial Castellonense de Transportes de Mercancías (ACTM), alerta de que “la situación económica no invita al optimismo ni en nuestra provincia ni a nivel nacional”, debido a la guerra, la incertidumbre en los precios de los carburantes y la bajada del consumo interno. Sin embargo, pone en valor toda la regulación aprobada en 2022, aunque insta a “aportar a nuestros clientes el valor que supone el transporte, mejorar la comunicación con ellos y aprender a ser más productivos”.
Consecuencias directas
En este contexto que aporta de todo menos seguridad, los profesionales de la carretera consultados por Diario del Puerto Publicaciones coinciden en que todo lo que afecte a la industria cerámica y del azulejo acaba reflejándose en su actividad. “La dependencia es alta y en los últimos años, los acontecimientos sufridos han afectado bastante a este sector produciendo importantes fluctuaciones de demanda”, afirma Lorena Ballester.
Las empresas de transporte se encuentran en un momento en el que han tenido que aumentar y disminuir sus recursos en función de sus necesidades y hacer ver a los cargadores que algunos de sus procesos generaban ineficiencias.
Carmelo González habla de que el transporte es un “marcador preciso” y recuerda que la industria de la cerámica está sumida en una “crisis de demanda”, que repercute en el transporte. No se puede obviar el descenso de producción del azulejo, incidiendo directamente en el sector del transporte, algo en lo que insiste Víctor González, que matiza que “el futuro del azulejo va estrechamente ligado a los resultados del transporte en nuestra comunidad portuaria”. Las características peculiares del sector, que “concentra en Castellón un 80% de toda la producción nacional”, y que utiliza el Puerto de Valencia para exportar un porcentaje importante de sus mercancías, “lo convierten en uno de los principales recursos económicos que decantan la balanza en los resultados de nuestras empresas de transporte”. Además, la visión claramente exportadora de la industria cerámica de Castellón convierte al transporte portuario por carretera en una pieza fundamental de su cadena de suministro y en consecuencia, cualquier alteración en sus cifras de venta o producción de materiales auxiliares, repercute de forma directa sobre el sector.
Retos de futuro
¿Qué va a pasar en 2023? Esa es la pregunta del millón para el transporte por carretera. Lo cierto es que el año se presenta con incertidumbre. La recuperación de la industria azulejera y la reactivación de la actividad de la zona asiática tras el último repunte de contagios encabezan las preocupaciones de este nuevo año por la repercusión directa sobre las exportaciones e importaciones del Puerto de Valencia.
Para Lorena Ballester, el principal reto al que se enfrenta el transporte es “buscar la rentabilidad de nuestras operativas en esta situación, ajustando sus recursos para poder continuar operando”. Se trata de una “decisión complicada”, puesto que “el coste del conductor y del vehículo parado es alto”. Ante esta situación, sin embargo, la vicepresidenta de la FVET insta a los empresarios a “apostar por mantener precios que permitan sufragar todos nuestros costes a medio y largo plazo y no solo sirvan para captar tráfico”.
Para Víctor González, el gran reto es “recuperar el volumen de cargas previo a la pandemia”, unos flujos que dependen “claramente de factores ajenos, tanto a los transportistas como a las propias industrias productoras”. Para el presidente de Fetransa y Fenatport, “el sector cerámico afronta, al igual que el nuestro, un proceso de adaptación a nuevas normativas medioambientales y a una coyuntura de mercado cambiante que dificulta su actividad en el corto plazo”.
Para Carmelo Martínez, la clave está en “mejorar la productividad para alcanzar más rentabilidad”, y pone en valor las reuniones con las empresas cargadoras del sector que desde hace más de un año se mantiene para que se pierda el menor tiempo posible en los puntos de carga. “Se han realizado muchos avances, pero lamentablemente, con las circunstancias actuales, los tiempos de carga pasan a ser un problema secundario frente a la falta de cargas”, reconoce el presidente de la ACTM. Por ello, se muestra partidario de implementar nuevas tecnologías en la gestión diaria de las empresas, ya que de esta manera “podremos optimizar los procesos y aumentar la productividad”, algo que beneficiará, de manera recíproca, al clúster cerámico. Y añade: “Espero que nuestros clientes sean conscientes de esta situación en la que estamos ahora y estrechen lazos con nuestras empresas para ir por el camino de ganar productividad y no simplemente de la reducción de precios como estrategia”.
Las empresas del clúster cerámico tienen en el transporte por carretera un gran aliado, no sólo para dar salida a sus productos en los mercados exteriores, sino también para unir fuerzas en la reclamación de sus demandas. De hecho, el presidente de ACTM pide que se hagan efectivas las ayudas del Gobierno. “Queremos que el sector de la cerámica, imprescindible para nuestra provincia, alcance otra vez, niveles normales de producción, pleno empleo y estabilidad con los precios del gas”, aspectos que repercutirán positivamente en el transporte de mercancías por carretera. Por ello, Carmelo Martínez pide a la industria “ir de la mano” para lograr el crecimiento de ambos sectores.
EN DESTACADO
Víctor González
presidente de Fenatport y Fetransa
“El sector cerámico afronta, al igual que el nuestro, un proceso de adaptación a nuevas normativas medioambientales y a una coyuntura de mercado cambiante que dificulta su actividad en el corto plazo”
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Lorena Ballester
Representante de FVET-Puerto
“El principal reto al
que se enfrenta el transporte es buscar la rentabilidad de nuestras operativas en esta situación, ajustando sus recursos para poder continuar operando”
EN DESTACADO
Carmelo Martínez
presidente de ACTM
“Espero que nuestros clientes sean conscientes de la situación en la que estamos ahora y estrechen lazos con nuestras empresas para ir por el camino
de ganar productividad y no simplemente de la reducción de precios
como estrategia”
“Es necesario que se pague lo que cuesta un servicio y se pague a tiempo”
El hecho de que los flujos de carga actuales sean bajos no debe servir “para solucionar las deficiencias que históricamente venimos arrastrando en períodos de mucha actividad”, tal y como apunta Víctor González, presidente de Fenatport y Fetransa.
Tradicionalmente, el transportista ha interiorizado los problemas cronificados de ordenar horarios de carga. Por ello, “debe trabajarse en aspectos que permitan racionalizar horarios de carga, evitando horas de espera interminables que se traducen en cuadros de estrés innecesarios para un profesional que cuantifica sus beneficios o pérdidas en función del número de viajes realizados y no en función del tiempo que pasa en el interior de su cabina”.
Lorena Ballester, representante de FVET-Puerto, refuerza esa idea, ya que para ella “lo primero” que debe lograr el clúster cerámico es “volver a ser competitivo en el mercado internacional y recuperar sus volúmenes de fabricación y venta”. Sin embargo, pide “más ayudas para poder paliar los efectos energéticos de la guerra” que tanto penaliza al sector.
No obstante, es necesario que las empresas de la industria cerámica, al igual que el resto de las empresas que contratan los servicios de transporte, “respeten la nueva normativa que se ha implantado en los últimos meses respecto a la cláusula de revisión del precio del combustible y el régimen sancionador de la morosidad, entre otras medidas que han cambiado las relaciones comerciales de los transportistas”. Para los transportistas es fundamental: “Es necesario que se pague lo que cuesta un servicio y se pague a tiempo para poder seguir siendo uno de los motores de impulso de sectores como la industria cerámica en un momento tan crítico”.
Con todo, el sector del transporte reconoce el esfuerzo realizado por el sector cerámico y azulejero en los últimos meses. El cambio normativo respecto a los tiempos de espera a partir del cual el transportista tiene derecho a indemnización “ha provocado que muchas empresas del sector cerámico hayan reorganizado sus fábricas y hayan establecido horarios y turnos de carga, disminuyendo los tiempos de espera significativamente”, afirman las fuentes consultadas.
Para concluir, Ballester insiste en la necesidad de poner fin a la congestión del Puerto de Valencia, ya que el tiempo es un factor imprescindible para rentabilizar las operativas y que los conductores puedan cumplir las obligaciones respecto a los tiempos de conducción y descanso, además de garantizar unas condiciones laborales dignas.