A pesar de los esfuerzos inversores de las Administraciones Públicas para potenciar el ferrocarril, Rosa Prenafeta, directora del Consell d’Usuaris del Transporte de Catalunya, duda que aumente la cuota ferroviaria de mercancías debido al retraso histórico en las actuaciones en la red.
Antes de entrar en cuestiones concretas, nos gustaría tener una foto fija de la situación de las empresas cargadoras en Catalunya.
Creo que los cargadores estamos un poco cansados de tantas áreas de presión: geopolítica, sostenibilidad, ciberseguridad, normativas nacionales y europeas, guerras, aranceles, burocracia... Es agotador.
¿Cómo afrontan el incierto contexto internacional?
Como una veleta. Con resiliencia e imaginación.
¿Esa resiliencia e imaginación incluye asumir los costes adicionales provocados por el conflicto en Oriente Medio?
No hemos tenido más remedio. Era la única ruta disponible. Lógicamente, una parte se ha tenido que repercutir en las ventas.
La política arancelaria impuesta por Donald Trump ha trastocado la marcha del comercio internacional. ¿Cómo afecta esta situación a la presencia internacional de las empresas cargadoras?
La afectación en España no es tan alta porque no supone un porcentaje de ventas muy alto. Algunas mercancías estratégicas han sido eximidas de esta política. En todo caso, sorteamos estas restricciones buscando otros mercados, sobre todo potenciando el nacional y las alternativas en Europa, gracias a la proximidad y la seguridad de la entrega a tiempo.
¿Ha afectado a las relaciones comerciales de sus asociadas con Estados Unidos?
La verdad es que poco. Las exportaciones a Estados Unidos representan un 1,2% del PIB español.
En estos momentos, los fletes spot están en niveles muy bajos. ¿Hacen una valoración positiva de esta situación?
Los fletes están bajos, pero los recargos por cualquier concepto van en aumento.
¿Los fletes para los contratos de larga duración están en la misma situación?
Algunos se están negociando aún. Puede haber un pequeño incremento antes de finales de año, por lo que debemos esperar un poco.
En febrero comenzó un nuevo escenario de alianzas marítimas. ¿Cuáles son, a su juicio, las diferencias con el escenario anterior? ¿Qué valoración hacen de este nuevo escenario?
Hay pocas diferencias con las alianzas anteriores. Las mismas navieras tienen el mismo porcentaje del transporte marítimo. Ahora la demanda global está bajando y en consecuencia los fletes. No tardarán en empezar las cancelaciones de escala, que cuestan millones de euros a los cargadores. Parece que nadie puede hacer nada.
¿Constatan problemas de congestión portuaria?
Este año ha mejorado la situación y no hay tanta congestión de espacio, pero algunas terminales siguen teniendo problemas de colas que ralentizan la operativa.
¿Qué valoración hacen desde Consell d’Usuaris del Transport de Catalunya de la implementación de las nuevas normas de pesos y dimensiones en el transporte por carretera?
La esperábamos desde hace más de 10 años. Es una buena oportunidad.
Una de las grandes pegas que ponen encima las empresas de transporte es su duda sobre si el cargador asumirá el sobrecoste que supone transportar más carga.
Creo que no hay un sobrecoste. Simplemente un coste mayor porque se transporta más mercancía. En el escandallo del transportista y del cargador, sale a favor para los dos, porque los costes fijos no aumentan.
¿Cómo les afecta a las empresas cargadoras la falta de conductores?
Afecta muchísimo a la fiabilidad de las cargas porque es difícil cumplir con los niveles de servicio y genera costes extras.
¿Qué rol deben jugar en la búsqueda de soluciones a este problema?
Es un problema estructural, pero estamos dispuestos a ayudar en lo que se necesite. De todas formas, creo que las empresas de transporte deberían realizar un proceso de transformación y dar formación de nuevos conductores, mejorando las condiciones laborales y haciendo atractivo el sector con buenos horarios. Los jóvenes que buscan empleo hoy en día quieren tiempo libre, ante todo. Otra solución podría ser buscar mano de obra en países emergentes, aunque sabemos que es una solución temporal. Los chóferes que vinieron de Rumanía a buscar trabajo ya se están marchando.
¿En qué momento está la relación entre empresas cargadoras y empresas de transporte por carretera?
Creo que por fin hemos equilibrado la balanza. Es el momento de la colaboración para mejorar la relación. Le cuento una anécdota. En una conversación con un cargador, me comentaba que tenía “miedo” de que el transportista no fuera a cargar. Al día siguiente, hablando con un transportista me decía que tenía “miedo” de que no le dieran cargas. Nos necesitamos mutuamente.
¿Cuáles son, a su juicio, las causas que impiden que la cuota de transporte ferroviario de mercancías no crezca?
Básicamente porque no está funcionando. Llevamos tanto retraso en las inversiones en infraestructuras del Corredor Mediterráneo que se les han acumulado las obras. Es decir, estamos peor que antes.
¿Cree que se llegará al objetivo de una cuota del 10% en 2030 marcado por el Ministerio de Transportes?
Ni en nuestros mejores sueños, primero porque no da tiempo y segundo porque nos falta la infraestructura.
¿Qué acciones son necesarias para que las empresas cargadoras se suban al tren?
Pedagogía e información, mucha información. El ferrocarril es un mundo opaco. Mientras tanto, debe ir mejorando la calidad de servicio y debe ampliarse la oferta.
La irrupción de tecnologías disruptivas como la IA están redefiniendo los procesos logísticos. ¿Las empresas cargadoras apuestan por implementarlas en sus procesos?
Ya estamos formándonos en IA. En cuanto las empresas puedan delimitar los riesgos que supone su utilización, despegaremos.
¿Qué ventajas presentan en su día a día?
Aunque se tendrán que implementar e introducir en los procesos con pequeños pasos, mejorará la predicción de la demanda y por tanto de toda la cadena de suministro. También recabaremos información para tomar decisiones, estudiar nuevas normativas, etc.
Su implementación es desigual en los eslabones de la cadena logística.
Cada eslabón tiene necesidades diferentes. Por el momento no está resuelto.
¿Cómo afecta a las empresas cargadoras el actual normativa ambiental?
Pues como todos los sectores, una lluvia de burocracia importante para las empresas. Se cumplen los requisitos y se apuesta por una cadena lo más Green posible, pero lo cierto es que las instituciones públicas lo podrían poner un poco más fácil.
¿Cómo influye esa normativa, sobre todo la relacionada con las Zonas de Bajas Emisiones, con el resto de los eslabones de la cadena logística?
Quizás afecta más a las empresas de transporte. Los cargadores ya contratan empresas que cumplan con la normativa. Se da por hecho en los contratos. Pero es cierto que hacen más compleja y costosa la distribución de última milla.