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¿A quién exigimos responsabilidades?

  • Última actualización
    16 noviembre 2023 05:20

Decía ayer Aurelio Martínez en las páginas de este Diario que hablar de la ZAL del Puerto de Valencia le produce “hastío, aburrimiento y sensación de que estamos ante otra historia interminable típicamente valenciana”. No puedo estar más de acuerdo.

Y no es para menos. El mismo Aurelio recuerda con tristeza cuando tiene ocasión que él mismo fue uno de los impulsores de la ZAL cuando fue conseller de Economía y Hacienda en el gobierno socialista de Joan Lerma, y siempre que lo oigo recuerdo que nosotros cubrimos aquella firma de la constitución de la ZAL en 1994 (entre Rita Barberá, Joan Lerma y Fernando Huet), cuando Diario del Puerto era una criatura de pocos meses.

Ahora que echamos la vista atrás con motivo de nuestro trigésimo aniversario, además de las múltiples imágenes que nos vienen a la memoria, también recordamos asuntos que nos han acompañado a la largo de nuestra historia, como es el caso de la ZAL valenciana.

Casualidades. En noviembre de 2018, cuando estábamos en plena vorágine de la organización de nuestro 25º aniversario, publicamos un titular que decía “Luz verde a la ZAL del Puerto de Valencia”. Pues eso, casualidades. O no.

Entiendo el hastío de Aurelio, pero no sé si soy capaz de expresar con palabras la sensación que me produje haber escrito casi una cincuentena de titulares (posiblemente muchos más) hablando de “bloqueo, luz al final del túnel, esperanza, desbloqueo, luz verde, empujón, frenazo, paralización, traba, enredo, retraso, judicialización, sentencia favorable, recurso, anulación, estudio, plan especial, el año de...”. En fin, hasta los pies estamos.

Me parece que sería ya insultante volver a repetir aquí por qué una ZAL tiene un valor concreto y demostrable, más todavía cuando tengo la certeza de que quienes nos leen y nos releen están tan hasta el gorro como nosotros mismos, así que sólo me limitaré a recordar que aunque una gran parte de la clase política vive tranquila en sus desfases sin tener que dar explicaciones de los errores de sus decisiones, el resto nos vemos obligados a tragar y a gritar con la certeza de que nos vamos a comer nuestras palabras.

En noviembre de 2018, cuando estábamos en plena vorágine de la organización de nuestro 25º aniversario, publicamos: “Luz verde a la ZAL del Puerto de Valencia”

¿Cómo podemos exigir responsabilidades cuando se demuestra que una decisión política ha sido nociva? Sí, ya sé que las urnas son la respuesta y que no hay otro sufragio voluntario que el que nos lleva a expresarnos en las elecciones, pero yo me atrevería a proponer la puesta en marcha de mecanismos constitucionales, articulados por todo tipo de personas excepto políticos, que fueran capaces de ir revisando las decisiones. Y ojo, que ya sé que la equivocación forma parte de nuestra esencia humana, pero la equivocación por negligencia, omisión o inducida debería ser algo mucho más grave, punible de hecho.

Tranquilos que ya sé cómo funciona todo esto y no soy tan ignorante. La propuesta es tan infantil como irreal, pero es que cuando llevamos algunos asuntos a un nivel de educación primaria (quizás me estoy pasando de nivel académico), no queda otra que ironizar.

Lo siento en el alma por los profesionales y amigos de Valencia que están día tras día peleando por este tema de la ZAL desde hace décadas (tienen toda la paciencia y el mérito del mundo, se lo aseguro), pero en vista de cómo discurren los acontecimientos no sería descabellado pensar que en el 35º aniversario de Diario del Puerto estemos todavía dando vuelta al mismo molino. Espero equivocarme mucho.