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A vueltas con los tráficos

  • Última actualización
    19 junio 2025 05:20

Este sector logístico nuestro es lo que tiene: te pones un poco melancólico, dejas los días pasar, te envuelves en la rutina, te sitúas al borde del dolce far niente y.... zas. ¡Estás fuera del mercado!

No, no hay tiempo para nada. Ni para lamerse las heridas ni para regodearse con la suerte. El mercado es una fiera que ataca siempre, por naturaleza, y su instinto no es otro que seguir cazando, caiga quien caiga.

Hace apenas unos pocos meses andábamos preocupados por los efectos del desvío de las grandes rutas marítimas a través del Cabo de Buena Esperanza; algunos contaban los ingresos extra que esto les podía ocasionar, equivalentes a las pérdidas que otros iban a anotar tras este trasvase de buques de un surco marítimo a otro.

Las navieras, apisonadoras de lo suyo, tomaron sus medidas y dejaron que la vida siguiera avanzando. Rutas más largas, fletes más altos en algunos casos y la sensación de que las decisiones se habían tomado a largo plazo, dibujaron nuevo mapa que a día de hoy se mantiene y no tiene pinta de modificarse en el corto o medio plazo.

Sobre ese nuevo escenario el mercado también se ha abierto paso. En algunos casos portuarios la competencia ha pasado a estar mucho más cerca que antes y los gestores han optado por establecer una serie de medidas “correctoras” con el legítimo propósito de captar tráficos y enjugar sus resultados.

La logística no tiene otro remedio que adaptarse a las circunstancias de cada momento

En ese juego, por lo tanto, no hay que extrañar que algunos grandes puertos del Mediterráneo hayan visto como los desvíos de buques están a la orden del día. Si lo pensamos bien, la competencia se ha estrechado en el Mediterráneo occidental donde existe poco pastel para demasiados invitados.

Las acciones ya se están multiplicando y la “guerra” comercial es abierta y sin cuartel. Y conste que no hablamos de las grandes alianzas, que ya tienen bien definidos cuáles son sus puertos fijos de escala, sino de todos aquellos tráficos de media distancia que, a la postre, acaban por definir en su justa medida el dimensionamiento de un puerto.

Conviene señalar que en España los tráficos portuarios no están en su mejor momento. Los puertos de interés general han movido 181.973.488 toneladas en el primer cuatrimestre de 2025, lo que supone un descenso del 1,9% respecto al mismo periodo de 2024. La mercancía general ha registrado hasta abril un descenso del 0,7%, y la convencional ha aumentado un 3,3%. Los TEUs no han variado sensiblemente en los primeros cuatro meses del año, con 5,8 millones de unidades y se ha mantenido la tendencia a la baja de los TEUs en tránsito (-5,3%), registrada desde que comenzó 2025, y el alza en import-export (8,1%).

Es precisamente el dato del tránsito el que está haciendo daño en algunos entornos portuarios y el que quita el sueño a más de uno. Todo ello en un entorno cambiante que no asegura estabilidad suficiente como para tomar medidas rápidas.

Lo cierto, como decía al principio, es que cualquier acción encaminada a revertir un posible descenso de los tráficos puede quedarse en nada si mañana, o dentro de tres meses, la geopolítica internacional vuelve a dar la vuelta a la tortilla.

La logística española no tiene otro remedio que adaptarse a las circunstancias de cada momento para dar respuesta a las exigencias de este mercado revuelto. Lo que de ninguna forma se puede hacer es quedarse sentando a verlas venir. Ese es el primer paso hacia el abismo que lleva al fracaso.