Menú
Suscripción

Cuando la eficiencia no lo es todo

Dicen, los que se dedican a analizar estas cosas, que las restricciones impuestas por la pandemia han dejado algunas rutinas aprovechables que han llegado para quedarse. Me encantaría que se tratara de los asuntos de higiene personal o de la limitación del acercamiento personal, pero me temo que no, que la cabra tira al monte… Los expertos se refieren a la celebración de reuniones virtuales y sus derivados.

  • Última actualización
    17 noviembre 2021 12:21

Es este un asunto como para hacer un análisis DAFO de cada reunión, porque el sistema puede tener tantas virtudes como grietas. Eso es así.

La pandemia obligó a organizar las ruedas de prensa en formato exclusivamente virtual (posiblemente recordarán las intervenciones de Diario del Puerto interpelando al presidente del Gobierno). La solución fue magnífica porque posibilitó mantener el flujo informativo superando todas las barreras físicas. Fue entonces cuando descubrimos que una de las mayores ventajas de estos formatos es la gestión y optimización de un bien tan preciado y escaso como es el tiempo.

Efectivamente, en la mayor parte de los casos, asistir a una rueda de prensa supone siempre añadir a la reunión el tiempo de los desplazamientos. En el mejor de los casos, entre unas cosas y otras, casi una hora adicional. El razonamiento del gestor empresarial es evidente: convertir el tiempo yermo del desplazamiento en tiempo productivo=eficiencia pura. No se hable más.

Pero claro, no todo es tan bonito. En una rueda de prensa ya no es tan importante lo que sucede durante la presentación o en el turno de preguntas, sino lo que se puede conseguir “fuera de cámaras”, en esos momentos previos al evento en el que arañas unos valiosos minutos al protagonista o en esos instantes posteriores en los que puedes mostrar cercanía y conversar dejando a un lado la gorra de periodista. Sin duda, y lo digo por experiencia, de una rueda de prensa bien cubierta se puede salir con la mochila  cargada de interesantes temas por desarrollar, declaraciones exclusivas y con una confianza reforzada del protagonista con el periodista.

El razonamiento del gestor editorial es (debería ser) evidente: sacrifico ese tiempo muerto de desplazamiento a favor del periodismo, que en definitiva es a lo que estamos.

Esa dicotomía entre los criterios del gestor empresarial y el editorial debe acabar en un punto de encuentro en el que se equilibren los intereses y se tomen decisiones. Analicemos bien todas las posibilidades y obremos en consecuencia, pero no caigamos en el argumento fácil de la eficiencia. Renunciar a hacer periodismo y entregarlo todo al “periodismo de sillón” (algunos están encantados, también les digo), es lo mismo que negar un derecho a los lectores. Y por ahí no vamos a pasar, por lo menos en Grupo Diario.

El razonamiento del gestor empresarial es evidente: convertir el tiempo yermo del desplazamiento en tiempo productivo=eficiencia pura

Perfectamente pueden hacer un paralelismo con lo que sucede actualmente en el ámbito de la empresa logística, en el que las videoconferencias y reuniones virtuales han adquirido un protagonismo desmedido, tanto que incluso llegan a hartar. ¡Es tan fácil programarlas!

Que digo yo que no es lo mismo una reunión para explicar los detalles de un servicio que otra para cerrar un acuerdo anual de 300.000 TEUs. Que si el interlocutor está Corea del Sur no me voy a desplazar hasta allí para decirle que puedo ser un buen agente, pero si voy a cerrar con él un contrato importante, me voy a Seúl andando. Ya te digo.

Y sí. Aunque lo más cómodo y barato es quedarse en casita, lo más aconsejable es desplazarse para que te vean bien, te miren a los ojos y puedas transmitir toda esa confianza que se pierde en los efluvios de la virtualidad. Ya saben que muchas veces lo barato sale caro.