Seatrade Cruise Global, el mayor y más relevante certamen de cruceros del mundo, había programado su próxima edición entre el 1 y el 4 de mayo de 2023, unas fechas un tanto tardías respecto a lo que es tradicional (finales de abril), pero perfectamente encajadas en las agendas de los miles de profesionales de este sector que cada año acuden en procesión a la feria.
Después de unos años en Fort Lauderdale, en el vecino condado de Broward, en 2022 la feria ya regresó a su emplazamiento habitual en Miami Beach, ubicación que iba a repetirse en sucesivas ediciones.
Lo que son las cosas, y lo que es el poder mediático de determinados acontecimientos, la celebración del Gran premio de Fórmula 1 en Miami Beach, el fin de semana del 7 de mayo ha hecho necesario el desplazamiento en fechas del Seatrade llevándolo a finales del mes de marzo.
¿Y nadie había previsto esta coincidencia? Pues en su favor he de decir que el calendario oficial de la Fórmula 1 no vio la luz hasta el pasado martes, y aunque eran muchas las voces que estaban advirtiendo de esta coincidencia porque en 2022 esta competición deportiva ya se celebró en mayo, no querían pensar que la realidad iba a ser así de cruel.
Efectivamente, Miami acogió su primer Gran Premio de F1 el 8 de mayo de 2022, apenas unas semanas después de la celebración del Seatrade, con un gran éxito que silenció las voces que indicaban que este formato de competición no tenía adeptos en Estados Unidos.
La feria de cruceros anticipó su intención fijando las fechas de 2023 esa misma semana, pero los organizadores de la F1 también anunciaron extraoficialmente que, en vista del resultado obtenido, querían repetir fechas... y así ha sido. Y esto no es cuestión de quién lo dijo antes, sino de la capacidad o la fuerza que realmente tienes.
La Organización del Seatrade, perfecta en muchas cosas, ha asumido con rapidez que poco tiene que hacer frente a un gigante de tales dimensiones, por lo que no ha tardado en contactar con el sector y consensuar el adelanto del certamen a finales de marzo en el emplazamiento disponible para entonces: Fort Lauderdale. A más de seis meses del evento, no parece que sea un cambio traumático ni dramático.
¿Y no tiene Miami infraestructuras suficientes como para soportar dos eventos en paralelo? Pues sí que las tiene, y de sobra, vaya. Me da la sensación de que en la decisión de los organizadores ha pesado el hecho de que el coste de los hoteles se iba a disparar sensiblemente, así como el número de plazas “asequibles” disponibles. Si así ha sido, también hay que considerar que ha sido una buena decisión por parte de la Organización.
¿Qué pierde Seatrade con este cambio? Pues a pesar de que Fort Lauderdale no dista más de 50 kilómetros de Miami Beach, comprenderán que no es lo mismo. Y no hace falta dar más explicaciones al respecto. No seré yo quien diga que va a ser un elemento que cambie la decisión de los participantes de la feria, pero sí va a influir sobre muchas de esas decisiones.
Por lo demás, Seatrade es un certamen maduro y consolidado. Los expositores, con Puertos del Estado y las autoridades portuarias españolas a la cabeza, tienen bien claro que su objetivo seguirá siendo el mismo en Fort Lauderdale o en Miami, por lo que se augura un nuevo éxito en la edición de 2023.
Excelente la capacidad de reacción de la Organización, así como su habilidad para hacer un cambio de estas dimensiones sin estruendo y sin aspavientos.