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Facilitadores

  • Última actualización
    04 septiembre 2025 05:20

Según indica la Real Academia Española de la Lengua (RAE), la primera acepción de facilitar es: “Hacer fácil o posible la ejecución de algo o la consecución de un fin”. Y yo me pregunto, ¿qué son los profesionales de este sector sino facilitadores? Pues eso. Punto final.

Podríamos tratar de puntualizar algo, pero es que la definición es más que completa desde el momento en el que se habla de hacer las cosas fáciles. Porque no solo hay que ser eficiente y solvente para solucionar problemas, sino que además hay que tener la empatía suficiente como para hacerlo con buenas formas, educadamente, con buen rollo y cierta alegría.

Esa actitud, unida a la solvencia profesional, se convierte en el mejor agente comercial que cualquier empresa desearía. Ya saben, un simpático solvente es mucho mejor que un estúpido eficiente. No hay duda.

Dando por hecho que en este negocio no todo es cuestión de precio (porque si así fuera solo habría un operador en el mercado), no nos queda otra que deducir que, efectivamente, existen variables que también pueden ser decisivas a la hora de contratar un transporte, por ejemplo.

Hay transitarias de pequeña dimensión, que no son capaces de ofrecer la mejor propuesta económica del mercado, pero que son extremadamente celosas en el control de la carga y, por lo tanto, en ofrecer respuestas y soluciones inmediatas y personalizadas a sus clientes.

Hay instituciones, por muy instituciones que sean, que tienen a bien organizarse y trabajar eficientemente en beneficio de sus destinatarios. Hay infraestructuras productivas esenciales, que son bien gestionadas para dar el servicio que se les demanda.

En definitiva, hablamos de facilitadores del comercio exterior, de la economía, del transporte, de la logística... Personas, instituciones, organizaciones y colectivos volcados con su responsabilidad y con el doble objetivo de hacer las cosas bien y de buena manera.

Un simpático solvente es mucho mejor que un estúpido eficiente

Esto, que parece tan simple, ha sido tradicionalmente el detonante de grandes crisis reputacionales, boicots por parte de consumidores, clientes y grupos de interés, pérdidas económicas o ruptura de alianzas estratégicas y comerciales. El asunto es lo suficientemente importante como para darle la relevancia necesaria. ¿No?

Es fundamental que cualquier organización trate de detectar quiénes son sus facilitadores y quiénes son los que entorpecen o, simplemente, no suman. Construir sobre la base de las personas que hacen fáciles las cosas es asegurar una buena parte del futuro. Incluso en aquellas instituciones en las que es más complicado seleccionar porque la masa laboral viene asignada a través de concursos y derivados, se hace absolutamente necesario aplicar un filtro, de la forma que sea posible, para minimizar los efectos de los que restan.

No volveremos ahora con el mantra de la esencialidad, pero es una evidencia que nuestro sector trasciende el día a día y es facilitador por excelencia de la economía del país. Sobre esa premisa es más sencillo descubrir cómo debemos hacer las cosas y a qué propósito nos debemos.

Una cadena logística en la que cada eslabón hace su función sin perder de vista cuál es el objetivo particular y el general, es el lubricante necesario para que se tensione la cadena y fluya con eficiencia.

Allá vamos.