Según indica la Real Academia Española de la Lengua (RAE), la primera acepción de facilitar es: “Hacer fácil o posible la ejecución de algo o la consecución de un fin”. Y yo me pregunto, ¿qué son los profesionales de este sector sino facilitadores? Pues eso. Punto final.
Podríamos tratar de puntualizar algo, pero es que la definición es más que completa desde el momento en el que se habla de hacer las cosas fáciles. Porque no solo hay que ser eficiente y solvente para solucionar problemas, sino que además hay que tener la empatía suficiente como para hacerlo con buenas formas, educadamente, con buen rollo y cierta alegría.
Esa actitud, unida a la solvencia profesional, se convierte en el mejor agente comercial que cualquier empresa desearía. Ya saben, un simpático solvente es mucho mejor que un estúpido eficiente. No hay duda.
Dando por hecho que en este negocio no todo es cuestión de precio (porque si así fuera solo habría un operador en el mercado), no nos queda otra que deducir que, efectivamente, existen variables que también pueden ser decisivas a la hora de contratar un transporte, por ejemplo.
Hay transitarias de pequeña dimensión, que no son capaces de ofrecer la mejor propuesta económica del mercado, pero que son extremadamente celosas en el control de la carga y, por lo tanto, en ofrecer respuestas y soluciones inmediatas y personalizadas a sus clientes.
Hay instituciones, por muy instituciones que sean, que tienen a bien organizarse y trabajar eficientemente en beneficio de sus destinatarios. Hay infraestructuras productivas esenciales, que son bien gestionadas para dar el servicio que se les demanda.
En definitiva, hablamos de facilitadores del comercio exterior, de la economía, del transporte, de la logística... Personas, instituciones, organizaciones y colectivos volcados con su responsabilidad y con el doble objetivo de hacer las cosas bien y de buena manera.