Tener más tiempo libre. O simplemente tenerlo. Esa es la gran meta que tiene el ser humano hoy en día, en esta era posindustrial en la que a pesar de las grandes ventajas que nos aportan los avances tecnológicos, cunde esa sensación general en la que sentimos que no aprovechamos nuestro tiempo lo suficiente. Pero, ojo, no confundamos tener tiempo libre con estar ociosos. A mi modo de entender es todo lo contrario. Tener tiempo libre y, sobre todo, tener el tiempo suficiente para uno mismo no es sinónimo de estar echado en el sofá todo el día, sino poder ocupar ese tiempo algo que nos llene y nos realice: viajar, leer, hacer deporte, incluso acometer un nuevo proyecto profesional que hemos ido aparcando para atender nuestras obligaciones diarias. La lista es infinita.
Friedrich Nietzsche dijo una vez que “el que no tiene dos terceras partes de su jornada para sí mismo es un esclavo, sea lo que sea, político, comerciante, funcionario o erudito”. Literalmente, el filósofo alemán nos dice que para ser totalmente libre debemos ocupar 16 de las 24 horas del día en nosotros. Es decir, si restamos las alrededor de 8 horas que invertimos en dormir y descansar, el resto del día debe ser para nosotros. No quisiera pecar de presuntuoso, pero Nietzsche se equivoca, básicamente porque el ser humano no vive del aire. En descargo del filósofo alemán diré, no obstante, que no sabemos si incluye en ese tiempo para sí mismo cualquier trabajo o actividad laboral que nos guste y con la que podamos sentirnos realizados. Si es así, sí salen las cuentas.
Hace ya bastante años que intentamos, sin éxito, tener más tiempo libre. Con la irrupción de la informática y las nuevas tecnologías en los procesos laborales creíamos haber dado con la solución, pero por el momento no ha sido así. Los procesos de robotización y automatización que ya se están dando en muchos sectores industriales, incluido el logístico, es un nuevo intento para dar con la solución. Hoy día, ya hay robots que realizan ciertos trabajos de carácter repetitivo en decenas de plataformas logísticas, dejando para el ser humano otras tareas de mayor valor añadido. Incluso un sector como la construcción, que necesita de una constante presencia del ser humano, también ha comenzado a andar este camino. Fastbrick Robotics ha desarrollado una nueva versión de Hadrian X, una máquina capaz de colocar más de 300 bloques de mampostería de cemento en una hora, y que ya ha participado en la construcción de 16 viviendas en Australia. La alta inversión que requiere esta maquinaria y la imposibilidad que tiene ese brazo robótico de realizar por sí solo todas las actividades necesarias para levantar un edificio hacen imposible que podamos hablar ni siquiera de la posibilidad de la desaparición del factor humano en este tipo de actividad.