Menú
Suscripción

La IA no salvará (de momento) el comercio internacional

  • Última actualización
    26 noviembre 2024 05:20

En otras ocasiones, en este Punto de Fuga hemos hablado de la influencia de la inteligencia artificial en el sector logístico. Nadie duda ya de que la IA es la mayor tecnología disruptiva con la que contamos hoy en día, a pesar de que sólo estamos viendo la punta de un iceberg diría que casi infinito, cuyas derivadas y aplicaciones todavía se nos escapan a muchos de nosotros.

La Organización Mundial del Comercio ha publicado un informe sobre cómo la inteligencia artificial puede configurar el comercio internacional. El estudio sostiene que la IA podría ayudar a superar los costes comerciales asociados con los procesos logísticos, la gestión de la cadena de suministro y el cumplimiento normativo. La pregunta, obviamente, es cómo. Y la respuesta, según la OMC, es la automatización y agilización de los procesos de despacho de aduanas y los controles fronterizos, la capacidad de sortear regulaciones comerciales y requisitos de cumplimiento, y predecir riesgos. En este hipotético escenario habría un mayor equilibrio para las economías en desarrollo y las pequeñas empresas, que tendrían en la IA un aliado para superar las barreras comerciales y aumentando su participación en el comercio internacional. Convendremos que no suena nada mal.

Sigamos en el campo de las hipótesis. Seamos optimistas y supongamos la IA es aceptada a nivel global y que, además, el índice de productividad global es alto. Según el informe, el crecimiento real del comercio mundial podría aumentar ¡14 puntos! porcentuales hasta 2040. Ahora seamos cautelosos, y vayamos a un escenario en el que la inteligencia artificial tiene una adopción desigual, sumado a un bajo crecimiento de la productividad. En este caso, el crecimiento del comercio global rozaría los 7 puntos porcentuales.

¿Creen que, en un mundo globalizado, el que haya decenas de legislaciones sobre la IA ayudará al crecimiento del comercio internacional?

Si pensamos en el auge del e-commerce, por un lado, y la aceleración de los procesos de transformación digital en todo el mundo, por otro, no es descabellado pensar que estos dos escenarios podrían ser una realidad palpable en los próximos años. No obstante, me van a permitir que, en este caso concreto, no sea tan optimista como la OMC, porque, aunque la bibliografía de dicho informe es lo suficientemente extensa y prolija como para no poner en duda la honestidad de las conclusiones de dicho estudio, también es cierto que, en el contexto actual, hablar de esos ratios de crecimiento puede ser algo aventurado, a mi modesto modo de ver.

Empecemos diciendo que el actual escenario internacional es el menos propicio para facilitar el comercio global. Las guerras comerciales, las políticas proteccionistas, la imposición de aranceles, las dudas a la hora de renovar acuerdos comerciales o la política de bloques que pensábamos estaba ya superada nos obligan a repensar cada poquísimo tiempo nuestras previsiones. Sin ir más lejos, la propia OMC lo hace en sus informes trimestrales.

Pero profundicemos un poco más. Si bien la IA puede ayudar a reducir la brecha entre grandes economías y países en desarrollo, paradójicamente puede convertirse también en un muro, ya que los recursos con los que cuentan unas y otras no son los mismos, y por tanto la implementación de la inteligencia artificial ya no puede ser la misma ni, consecuentemente, uniforme. Pero, además, ese desbalance puede traducirse en que no haya coordinación internacional, y que cada economía regule la utilización de la IA como mejor le parezca. ¿Creen que, en un mundo globalizado, el que haya decenas de legislaciones sobre la IA ayudará al crecimiento del comercio internacional? Yo diría que no.