Menú
Suscripción

No habrá “trans-shipping” en India por obra y gracia de Donald Trump

  • Última actualización
    09 septiembre 2025 05:20

Tal vez Donald Trump tenga un gran plan para poner del revés las relaciones internacionales tal y como las conocemos, para establecer un nuevo orden mundial a su imagen y semejanza, y para lograr pingües beneficios para la economía de Estados Unidos. Tal vez. Seguramente, rodeado de asesores de todo pelaje y condición, el nuevo líder mundial se siente en su sillón del Despacho Oval de la Casa Blanca con una estrategia bien definida y unos objetivos muy concretos, mientras el resto de los mortales no hacemos sino intentar entender dónde quiere llegar el presidente de la primera nación del mundo. No obstante, cada decisión tomada por el magnate estadounidense es como un nuevo capítulo de “Perdidos”, una serie que tuvo un recorrido muy interesante y cuyo final es uno de los que peores de toda la historia de la pequeña pantalla.

Y en esas estamos. Porque un día Trump recibe a Vladimir Putin con todos los honores y al día siguiente castiga a los países que todavía mantienen relaciones comerciales con Rusia. ¿Alguien entiende su último movimiento imponiendo unos aranceles del 50% a India, rompiendo así años de buenas relaciones comerciales y económicas entre ambos países, y obligando al actual presidente del país, Narendra Modi, a acercarse a China? Cuando Trump decidió gravar las exportaciones indias a Estados Unidos, ¿nadie le advirtió que el hecho de que una de las economías más pujantes de la economía mundial actual se una al eje formado por Pekín y Moscú puede ser no muy positivo?

En este caso concreto, el error del presidente de Estados Unidos no viene sólo por el hecho de la imposición de aranceles. A esos sobrecostes del 50% hay que sumar las palabras de Trump sobre la economía india, que tildó de “muerta”. Y además, un detalle simbólico: después de décadas en las que Washington ha decidido alejarse de Pakistán, ahora vira en redondo para estrechar lazos con las fuerzas armadas de ese país, un paso que bien acompañado por la intención de la Administración de Estados Unidos de erigirse en un actor fundamental en la rebaja de tensiones entre las grandes potencias del continente asiático.

El rol de India en la economía mundial es creciente y muy importante, algo que a Donald Trump no le ha gustado

Las consecuencias de este viraje en las relaciones bilaterales entre Estados Unidos e India tendrá, seguro, sus consecuencias, aunque está por ver si son coyunturales o estructurales. Actualmente, India es la cuarta economía del mundo y el país más poblado del planeta, además de que podría decirse que es el socio más moderado del grupo de los BRICS y quien más ha sabido reconfigurar sus cadenas de suministro para ser un socio logístico fiable. Además, hasta el momento, es una parte clave en el desarrollo del corredor económico entre India, Oriente Medio y Europa, una alternativa a la actual Ruta de la Seda promovida por China.

Pero hay más. Tal y como recordaba en estas mismas páginas hace unos días el economista Vicente Pallardó, la estrategia del “trans-shipping” no ha hecho más que crecer. Los aranceles impuestos a China ha espoleado a Vietnam como una de las economías regionales donde más se “transforman” los productos chinos que se exportan a Estados Unidos. En este escenario, India se configuraba como uno de esos países en los que las mercancías chinas hacían una escala antes de llegar a Estados Unidos. La intención de Trump, con su decisión de imponer aranceles del 50%, es cerrar la puerta a que India siga el camino de Vietnam.

Como ven, el rol de India en la economía mundial es creciente y muy importante, algo que a Donald Trump no le ha gustado. A las pruebas me remito.