El calendario, siempre caprichoso (unas veces más que otras), ha querido que hoy jueves sea el último día del mes de julio. Y eso quiere decir tres cosas.
En primer lugar, el que tienen entre manos es el último Diario del Puerto en papel que van a ver hasta septiembre. Tal y como venimos haciendo desde hace ya algunos lustros, durante el mes de agosto damos un respiro a nuestras rotativas y llevamos toda la información a nuestra página web (diariodelpuerto.com). Además de aportar nuestro granito de arena al desarrollo sostenible, es una medida en consonancia con los hábitos vacacionales de los socios suscriptores de Diario del Puerto.
En esta misma línea, conscientes de que eso de las vacaciones es “a medias”, mantenemos nuestra apuesta digital para que nada se quede sin cubrir y nadie se quede sin poderse informar. Como siempre, el equipo profesional de Diario del Puerto estará atento y pendiente para que los lectores tengan lo que buscan, en tiempo real, sin esperas, con información veraz y contrastada.
Asimismo, Diario del Puerto mantendrá durante el mes de agosto sus boletines matutinos diarios con la información relevante de cada día, así como sus tradicionales alertas (tanto por correo electrónico como por whatsApp) de las noticias que son realmente relevantes.
En tercer lugar, la llegada del mes de agosto implica un descanso neuronal para los que semanalmente nos asomamos a esta ventana de opinión. Como siempre decimos, la aspiración máxima con estas cuatro semanas de ausencia es depurar toxinas, airear el cerebro y abrir la mente a nuevas perspectivas y tendencias. Es un buen ejercicio del que, sin duda, no solo nos beneficiamos nosotros.
El equipo profesional de Diario del Puerto estará atento y pendiente para que los lectores tengan lo que buscan, en tiempo real
Como ven, pocas novedades para un mes de agosto que va a estar irremediablemente marcado por el nuevo acuerdo comercial entre Washington y Bruselas que fija unos aranceles del 15% a las exportaciones de la Unión Europea e incluye compras masivas de energía al país norteamericano e inversiones varias. Hay que recordar que hasta la fecha el arancel aplicado no llegaba al 5%, por lo que el impacto sobre el mercado promete ser, como mínimo, relevante.
Sobre este escenario, en el que Europa no piensa gravar a los productos estadounidenses, el panorama vuelve a tornarse inestable gracias a la incertidumbre. Falta mucha información relativa al listado de productos que podrían verse excluidos del nuevo arancel estadounidense, así como los criterios que se van a utilizar para confeccionarlo. Los sectores farmacéutico, automovilístico, vinícola u oleícola son solo algunos de los que creen que el varapalo va a ser importante, aunque en un primer momento hayan mostrado cierto alivio al descartarse el porcentaje arancelario del 30% fijado en un primer momento por Trump.
En todo caso, hay una evidencia que conviene señalar. La imposición de estos aranceles a los productos europeos va a suponer una subida de precios directa para los estadounidenses, que van a tener que pagar precios más caros los productos que no fabrican ellos mismos. La contradicción que generan las medidas del presidente estadounidense es directamente proporcional al sinsentido y a la distorsión que está instalando en el mercado internacional.
Dejaremos que sea el paso de los días el que se encargue de echar algo de luz sobre el mercado, que de verdad la necesita. Nos vemos en unas semanas.