No lo voy a negar, las ganas de que acabe el periodo electoral van creciendo conforme se acerca el periodo estival vacacional (porque el estival de verdad hace tiempo que lo estamos sufriendo). No quiero entrar a valorar el “debate” del otro día, tampoco me voy a detener en razones y sinrazones y, ni mucho menos, voy a referirme al lamentable contenido logístico (por decir algo) que se incluye en los programas. De eso hemos hablado bastante. Estamos más que acostumbrados a ser ninguneados por todos, incluso en campaña electoral, por lo que siempre decimos, y repetimos, que nuestra aspiración máxima es que nos dejen trabajar, que no nos pongan trabas, que no se regule para penalizar el comercio y que se armonicen las normativas que hacen que determinados países tengan ventaja frente a otros. Creo que ya hemos sobrepasado el umbral de la paciencia y estamos más que resignados a tener que pelear el doble o el triple que otros sectores para ser escuchados. Pero no pasa nada, seguimos a lo nuestro, que es generar riqueza y empleo, le pese a quien le pese.
El sábado tuve la suerte de asistir a la celebración de San Cristóbal que organiza en Valencia la Federación Valenciana de Empresarios del Transporte y al Logística (FVET), encabezada por su presidente, Carlos Prades, y una eficiente Junta Directiva junto a la Comisión encargada de la celebración del evento. Casi 1.000 profesionales del sector se dieron cita en el puerto para compartir unas horas de distensión más allá de la complejidad del día a día. Se dice pronto.
Durante ese tiempo quedaron temporalmente aparcadas las importantes dificultades que atraviesa este colectivo que de forma permanente son elevadas a instancias superiores para que sean escuchadas y, reiteradamente, son despejadas a la banda por quienes se deberían encargar de tomar medidas para garantizar la competitividad de este sector.