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Saben aquell que diu...?

  • Última actualización
    31 octubre 2023 05:20

Pelo negro. Gafas negras. Camisa negra. Zapatos negros. Ducados en la boca. Vodka con naranja -en ocasiones limón- encima de una pequeña mesa donde además había un pequeño cenicero y un paquete de tabaco. Y un taburete en el que sentarse. Ese era el atrezo que utilizaba Eugeni Jofra Bafalluy, alias Eugenio, en cada una de sus actuaciones. Contaba chistes, nada más, y nada menos. La gracia de Eugenio no estaba en la calidad de sus chistes, sino en cómo los contaba, una estrategia que años más tarde llevaría a su máxima expresión otro gran contador de chistes, Gregorio Esteban Sánchez Fernández, alias Chiquito de la Calzada. El gesto impertérrito de catalán, su mirada al infinito y su ceja levemente levantada servían casi por sí solas para arrancar las carcajadas del público. Me vienen muchos de sus chistes a la cabeza, pero hay uno que me hace especialmente gracia y que me permito compartir: “Saben aquell que diu que entra un hombre a una tienda y pregunta: ¿tiene trajes de camuflaje? Y el propietario le responde: tener sí tengo, pero hace un año que los estoy buscando”.

Aventurémonos a cambiar algunos parámetros del chiste de Eugenio. Por ejemplo, sustituyamos “trajes de camuflaje” por “proyecto constructivo del nuevo muelle de contenedores del Puerto de Valencia”; y cambiemos “tienda” y “propietario” por “Consejo de Ministros”. Como habrán observado, el chiste ya no tiene ni puñetera gracia. Porque este chiste, aunque lo contara el propio Eugenio, no haría reír a nadie, salvo a unos pocos. Desde que el pasado mes de enero la Autoridad Portuaria de Valencia remitiera a Puertos del Estado dicho proyecto para su posterior elevación al Consejo de Ministros, parece que la documentación debe haberse camuflado entre otras tantas importantes decisiones a las que el Gobierno debe dar su visto bueno. Más de nueve meses lleva dicho proyecto entre las ingentes montañas de papel a las que el Ejecutivo debe dar respuesta.

El Gobierno ha preferido esperar a aprobar el proyecto de la Terminal Norte, obligando a esperar a aquellos que no se lo pueden permitir

Ironías aparte, nos consta que en Puertos del Estado están haciendo toda la fuerza posible para que, de una vez por todas, el proyecto vaya al Consejo de Ministros. De hecho, el propio Álvaro Rodríguez Dapena hizo patente este trabajo en la toma de posesión de Mar Chao como nueva máxima responsable de la Autoridad Portuaria de Valencia. Pero la dureza del muro político que bloquea este trámite es directamente proporcional a la negativa de una parte del Gobierno a dar su aprobación, a pesar de que ha recibido los parabienes tanto de Puertos del Estado como del Ministerio de Transición Ecológica.

Si nadie lo remedia, corremos el riesgo de que todo este proceso se convierta en un mal chiste que ni Eugenio ni Chiquito de la Calzada podrían arreglar. Los clientes del Puerto de Valencia no son sólo las navieras y los operadores portuarios, sino todas y cada una de las empresas que utilizan el puerto como herramienta para su salida a los mercados exteriores. A estos clientes no les hace ni puñetera gracia el chiste, ni les hace gracia la desidia y dejadez del Gobierno. El Ejecutivo ya no tiene argumentos para no dar el visto bueno a esta infraestructura. El Consejo de Ministros podría haber aprobado la licitación de las obras antes de las dos citas electorales de mayo y julio, podría haber demostrado una gran dosis de responsabilidad al dar luz verde a las obras. Pero ha preferido esperar, obligando a esperar a aquellos que no se lo pueden permitir. El mercado marítimo no espera. Alguien debería hacérselo saber a los ministros.