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YouTube, el algoritmo y la logística

  • Última actualización
    10 julio 2025 05:20

YouTube, la plataforma en línea para compartir vídeos, ha anunciado que a partir de la semana que viene va a endurecer sus políticas de monetización de vídeos, concretamente va a prohibir la publicidad en todo el contenido que considere que no es original, como pueden ser los canales de reacciones, que contengan contenido repetitivo, resúmenes o vídeos hechos con inteligencia artificial.

En la actualidad, si tienes un canal propio de YouTube con más de 1.000 suscriptores y 4.000 horas de visualizaciones (lo que no es complicado en absoluto), puedes entrar a formar parte de ese grupo de youtubers que pueden incluir publicidad en sus vídeos y empezar a generar ingresos (otra cosa es vivir de ellos).

Y claro, como las reglas del juego no lo impedían, han sido muchos los que han intentado sacar rédito con el mínimo esfuerzo buscando el clic de forma descarada, utilizando contenidos exitosos de terceros o, más recientemente, generando automáticamente vídeos con locución mediante inteligencia artificial.

La decisión de YouTube es especialmente relevante y, aunque responde a un asunto puramente económico, lanza un mensaje que trasciende del ámbito empresarial.

En primer lugar, porque supone comenzar a plantarle cara a la inteligencia artificial; en segundo término, porque es un buen intento de poner en su sitio a vagos, caraduras y piratas amigos de lo ajeno que viven a costa del trabajo de los demás (esto también pasa en periodismo, se lo aseguro).

Me gustaría pensar que los señores de Google han tomado esta medida como una clara apuesta por la creatividad como clave del éxito

Pero lo más importante, posiblemente, es que van a cambiar los hábitos de consumo de los usuarios de la plataforma. Efectivamente, el famosísimo algoritmo que nos dice lo que tenemos que ver y lo que no (eso es así) en función del número de visualizaciones o de su “hype”, dejará de inyectarnos basura en vena... por lo menos hasta que se invente otra fórmula para seguir haciendo lo mismo.

Así que si usted es de los que alucina y hace clic cuando le aparece en su muro “La asombrosa reacción de un chino cuando escucha por primera vez a Manolo Escobar” o cuando el algoritmo le sugiere ver eso de “La verdadera verdad que se esconde tras la mirada de Tamara Falcó” o “Lo que nunca te han contado y deberías saber sobre...”, que sepa que le van a cambiar sus hábitos de utilización de la plataforma.

A mí me gustaría pensar que los señores de Google, a la postre propietarios de YouTube, han tomado esta medida como una clara apuesta por la creatividad como clave del éxito y por el valor de la inteligencia de las personas frente a la creciente presencia de la artificialidad en todos los ámbitos. Pero, como decía, me temo que sus intenciones son bastante más materiales que filosóficas.

Con todo, viene bien esta medida para hacer una pequeña reflexión en torno a la responsabilidad que tenemos a la hora de aplicar capas de inteligencia artificial en nuestro día a día. Muy posiblemente, la logística sea uno de los sectores más beneficiados por la irrupción y desarrollo de la IA a la hora de optimizar procesos, rutas, anticipar escenarios o prevenir riesgos, pero, como YouTube, no debe fiarlo todo al albedrío del algoritmo.

Frente al reto de la impersonalidad, la apuesta pasa por hacer visibles a las personas en su trabajo; personas que se apoyan en la tecnología para trabajar mejor y ofrecer mejores resultados, pero personas al fin y al cabo.