El freno a la ampliación supone “una oportunidad perdida para conseguir que el aeropuerto de El Prat esté al mismo nivel que otros aeropuertos europeos, especialmente para poder atraer vuelos intercontinentales”, explica Javier Enebral, aviation consultant de GPA.
En esta línea, el sector señala los problemas que presenta un aeropuerto donde, en época prepandemia, las pistas estaban saturadas y, por tanto, “una ampliación del aeropuerto descongestionaría lo que es la operativa aeroportuaria en temporada alta”, destaca Daniel Pasaro, presidente de Air Cargo Club.
En palabras de Lluís Albert Martínez, branch manager BCN-Spain de Gen-Air, la decisión supone “un retroceso para el crecimiento y desarrollo del aeropuerto y su hinterland”, además “de los puestos de trabajo directos que no se generarán y los indirectos que afectan al total de la economía catalana”. Para Martínez, estamos ante una “vuelta al siglo pasado”, pues “sin conectividad se pierde productividad”.
Según fuentes de Aena, el hub ampliado supondría, para el área metropolitana, un incremento del 10% en la conectividad, lo que supone un aumento asociado del PIB por cápita. En términos laborales, Aena cifra que, por cada 1.000 empleos que genera el aeropuerto, se crean otros 6.300 adicionales en el territorio.Asimismo, la ampliación de El Prat, recogido en el DORA, hubiera incrementado su peso en el PIB catalán al 9%.
J. Enebral “No ampliar el aeropuerto supone una oportunidad perdida para conseguir que el aeropuerto de El Prat esté al mismo nivel que otros aeropuertos europeos, especialmente para poder atraer vuelos intercontinentales”
J. Enebral “No ampliar el aeropuerto supone una oportunidad perdida para conseguir que el aeropuerto de El Prat esté al mismo nivel que otros aeropuertos europeos, especialmente para poder atraer vuelos intercontinentales”
Hub intercontinental
La ampliación de El Prat tenía como objetivo convertir el aeropuerto catalán en un hub intercontinental, una propuesta que era para “hacer crecer el aeropuerto, ofrecer más opciones de vuelos internacionales y más salidas”, apunta Elena Carreras, directora comercial de Airpharm, con lo cual, añade, para la carga aérea hubiera supuesto “llegar de manera más directa desde Barcelona al resto del mundo”.
En la misma línea se manifiesta Javier Enebral, quien recuerda que, teniendo en cuenta que la mayor parte de la carga aérea se mueve en aviones de pasajeros, el incremento de alternativas y de capacidad motivado por la ampliación tendría un impacto positivo en términos de capacidad de carga. Especialmente, prosigue, “en caso de que se consiguieran atraer nuevas rutas intercontinentales, ofreciendo un mayor abanico de destinos directos de largo radio, que son clave para el sector de la carga aérea”.
Según los cálculos internos de GPA, el incremento de capacidad que aportaría la ampliación “podrían suponer entre 140.000 y 160.000 toneladas de carga extra anuales (en 2019 Barcelona gestionó 177.000 toneladas)”, teniendo en cuenta que se trata de “cálculos teóricos y los aviones no se llenan solos, es decir, la demanda de carga aérea por parte del tejido industrial de la región debe acompañar”, expone Javier Enebral.
Decisión ¿política?
El freno a la ampliación, declara Ricardo Bagen, executive director Spain de IAS Handling, ha dejado al sector “confundido”, ante un análisis “frívolo y superficial” por todas las partes “sobre un tema tan importante y de una inversión de tal envergadura”.
El escenario en el cual se ha tomado esta decisión, con comparecencia de urgencia incluida por parte de Raquel Sánchez, ministra de Transportes, donde anunció que el acuerdo establecido entre la Generalitat de Catalunya y el Gobierno había quedado “quebrado” por la “pérdida de confianza” por parte del gobierno catalán, deja al sector en jaque, observándose un interés “político y partidista”, asegura Lluís Albert Martínez, y sin ánimo de diálogo entre las partes.
M. Roca: “En este DORA teníamos la oportunidad de desarrollar el Plan Director, donde podríamos haber incidido en la adecuación del aeropuerto y en las necesidades del territorio catalán”
M. Roca: “En este DORA teníamos la oportunidad de desarrollar el Plan Director, donde podríamos haber incidido en la adecuación del aeropuerto y en las necesidades del territorio catalán”
Para Javier Enebral, la paralización de las inversiones puede ser “un mecanismo de presión por parte del Gobierno para que haya más consenso dentro del Govern”.
Respecto a la posibilidad de que el Gobierno cambie de opinión, y “considerando los plazos tan ajustados (el Consejo de Ministros es el 28 de septiembre), y el cruce de acusaciones entre unos y otros, es difícil que la situación pueda enderezarse a tiempo, aunque no es descartable”, señala.
A pesar de que parte del sector no pierde la esperanza de llegar a tiempo a un acuerdo, fuentes de Aena inciden en que, en estos momentos, “no se ha podido llegar a un acuerdo suficientemente necesario, pero seguiremos trabajando en nuevas oportunidades para volver a encontrar puntos de consenso”, teniendo en cuenta, añaden, que la ampliación de El Prat “no puede hacerse solo con Aena y necesita un consenso más amplio con el territorio”.
Aena: “No se ha podido llegar a un acuerdo suficientemente necesario, pero seguiremos trabajando para volver a encontrar puntos de consenso”
Gestión local
En esta línea, y según Mònica Roca, presidenta de la Cámara de Barcelona , “esta decisión es una medida de presión del Gobierno de España”, una decisión, añade, “unilateral” y con falta de negociación con el gobierno catalán.
Esta propuesta sigue las directrices europeas, que determinan que “la opción más idónea es la de llevar a cabo la compensación en un lugar situado dentro o cerca del espacio Natura 2000 afectado, donde se darán las condiciones adecuadas para que las medidas tengan éxito”. No obstante, la iniciativa se mira con recelo desde Europa, dado que la zona del Delta del Llobregat es de un ecosistema que ya se vio muy afectado como consecuencia de las anteriores ampliaciones de las infraestructuras portuarias y aeroportuarias.
L.A. Martínez: “La industria aeronáutica y la logística son fundamentales para poder ser competitivos a nivel global. El efecto negativo puede causar el desvío de mercancía a otros hubs cercanos”
“En este DORA teníamos la oportunidad de desarrollar el Plan Director, donde podríamos haber incidido en la adecuación del aeropuerto y en las necesidades del territorio catalán, con la condición y exigencia medioambiental pertinente ante la crisis de emergencia climática”, asegura Roca.
Por otra parte, la presidenta de la Cámara de Barcelona ha aprovechado para solicitar el traspaso de la gestión del aeropuerto al gobierno catalán.
La Ricarda: objetivo de compensación medioambiental
La laguna de La Ricarda se ha convertido en el símbolo de las protestas por parte de aquellos que están en contra de la ampliación del Aeropuerto del Prat. El proyecto requiere la eliminación de este espacio y, por ende, de las aves que habitan en él. Se trata de un espacio ubicado en el Delta del Llobregat, de 800 metros de longitud y 100 metros de ancho.
La Ricarda forma parte de la iniciativa de conservación de la biodiversidad, Red Natura 2000, por lo que a la oposición del territorio se suma también el aspecto legal. Para llevar a cabo la desprotección de este espacio se requiere el permiso de la Comisión Europea. En compensación, la propuesta de Aena contempla cambiar de ubicación y ampliar la zona de lagunas, concretamente ganar 10 kilómetros cuadrados de laguna, por cada uno que se vea perjudicado.
Dificultades para despegar tras la pandemia
El Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat registró en julio un tráfico de 1.836 toneladas, un 24,9% menos que en el mismo mes de 2019 y se sitúa en la tercera posición del ranking de los aeropuertos españoles en el tráfico de mercancías, por detrás de Madrid y de Zaragoza.
El aeropuerto que registró mayor tráfico de carga en julio fue Adolfo Suárez Madrid-Barajas, con 45.708 toneladas, un 1,5% menos que en 2019; y el de Zaragoza registró un incremento del 11,7%, sumando un total de 4.328 toneladas. Por su parte, Vitoria registró en julio un 4,3% menos de mercancías que en 2019, un total de 6.014 toneladas.
Estas cifras indican, no solo que el Aeropuerto de Barcelona se aleja del segundo puesto del ranking, sino que es una de las infraestructuras que está teniendo más dificultades para recuperarse del impacto del COVID-19.
Además, cabe destacar que los aeropuertos españoles con oferta de carga han recuperado o incluso superado los niveles previos a la pandemia. Por tanto, todo apunta que la negativa a la ampliación no ayudará al despegue de las cifras de El Prat tras la pandemia, ante la patente falta de infraestructuras.
“Las ampliaciones para crecer en el futuro son positivas, pero hay que centrarse en la recuperación del aeropuerto a nivel de carga, es lo más urgente, recuperar lo que teníamos”, recuerda Ricardo Bagen.
D. Pasaro “Esperábamos que se llegara a un acuerdo y que hubiera un equilibrio entre crecimiento y medioambiente”
Consenso medioambiental
Para Daniel Pasaro, presidente del Air Cargo Club, la decisión de no ampliar El Prat “no es una buena noticia para la expansión del negocio aeroportuario en Barcelona”.
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“Podría haberse llegado a un acuerdo entre el Gobierno y las asociaciones ecologistas para proponer proyectos y soluciones alternativas, ya que “Barcelona necesita ampliar su capacidad aeroportuaria”, afirma Pasaro. “Había expectativas con esta ampliación. Íbamos a disponer de un aeropuerto con más facilidades, más capacidad para pasajeros y carga y todo ello ha roto un poco las expectativas de muchos operadores. Esperábamos que se llegara a un acuerdo y que hubiera un equilibrio entre crecimiento y medioambiente. Se puede hacer, pero no se ha llegado a esa voluntad”, destaca el presidente de Air Cargo Club.
Por otra parte, el branch manager BCN-Spain de Gen-Air afirma que a la comunidad de carga aérea “nos gustaría poder tener voz y voto en este tipo de decisiones y poder opinar”.
“La industria aeronáutica y la logística es fundamental para poder ser competitivos a nivel global. El efecto negativo puede causar el desvío de mercancía vía otros hubs cercanos. Se genera desconfianza en las infraestructuras y sus gestores”, asegura Martínez.