Mercamadrid no es simplemente un mercado mayorista, sino una ciudad alimentaria dentro de Madrid. Como nodo estratégico para el transporte y la logística de productos perecederos, Mercamadrid sigue proyectando y demandando mejoras logísticas, entre ellas contar con un Puesto de Control Fronterizo (PCF).
madrid. Con sus 222 hectáreas de superficie, más de 800 empresas instaladas y 3,6 millones de toneladas de alimentos frescos comercializados en 2024, el complejo se ha consolidado como el mercado de perecederos más importante de Europa y el segundo del mundo en volumen de pescado, solo por detrás de Toyosu, en Tokio, según trasladan desde la institución a este Diario: “Este mercado de mercados, emplea a 9.000 personas y recibe cada día, de media, a 20.000 profesionales. Se ha consolidado como el mercado europeo más importante de alimentación perecedera; el segundo a nivel mundial con respecto al Mercado Central de Pescados”.
Este ecosistema representa un laboratorio vivo donde se cruzan los retos más urgentes del sector logístico: la intermodalidad, la transición energética, la sostenibilidad del transporte, la digitalización, la trazabilidad alimentaria y la adaptación al comercio electrónico. Así, en un contexto en el que la cadena de suministro se puede ver sometida a tensiones globales, Mercamadrid se presenta como referencia internacional de resiliencia y modernización.
En Mercamadrid conviven intermodalidad, transición energética, sostenibilidad y digitalización
El papel de Mercamadrid va más allá de centralizar la comercialización de frutas, hortalizas, carnes y pescados. Es una auténtica plataforma logística que conecta productos procedentes de más de 50 países con destinos en los cinco continentes. La localización geográfica de Madrid, en el centro de la Península Ibérica y con un acceso privilegiado a las rutas que conectan Europa con África y América Latina, convierte al complejo en una puerta de entrada y redistribución natural para los alimentos frescos del hemisferio sur.
Desde su concepción, Mercamadrid ha sido un proyecto con visión logística. La concentración de mercados centrales, servicios de frío industrial, empresas de manipulación, transportistas y operadores logísticos en un mismo recinto genera sinergias fundamentales para el correcto funcionamiento de la cadena logística. Este “mercado de mercados” se ha convertido en un verdadero hub de servicios especializados que aporta eficiencia y competitividad a toda la cadena alimentaria.
En 2024, las empresas instaladas en Mercamadrid comercializaron más de 3,6 millones de toneladas de alimentos frescos. Esa cifra se traduce en una actividad logística diaria de gran complejidad: 15.000 vehículos y 20.000 personas acceden al recinto cada día, configurando una movilidad interna que exige “una operativa eficiente y un entorno seguro para los operadores”, afirman fuentes de la institución.
Uno de los grandes retos que afronta el complejo es la gestión del flujo de vehículos pesados en franjas horarias muy concentradas. Para ello, se han desarrollado protocolos de segmentación horaria que permiten escalonar las operaciones de aprovisionamiento, carga y descarga, comercialización y limpieza de viales. La seguridad y la eficiencia son claves, y se apoyan en innovaciones tecnológicas como la iluminación telegestionada punto a punto o la coordinación digital en tiempo real de los equipos de mercado.
EL DATO
20.000
personas de media al día. Mercamadrid recibe diariamente una media de 20.000 clientes en sus 222 hectáreas de superficie.
No obstante, los desafíos logísticos no se limitan a la operativa interna. Desde Mercamadrid trasladan que aspiran a contar con un puesto aduanero completo, que permita realizar inspecciones y controles oficiales en el propio recinto. Esto reduciría tiempos y costes en los tránsitos internacionales de mercancías y reforzaría su papel como nodo redistribuidor europeo de perecederos procedentes de terceros países.
Por otro lado, en cuanto a la sostenibilidad, el gran mercado también se ha marcado el reto de reducir la huella de carbono en el transporte y forma parte de su eje estratégico. Desde Mercamadrid afirman que el complejo ha logrado una reducción verificada del 83% en su huella de carbono en 2023 respecto a 2021, según datos inscritos en el Registro del MITECO. Este logro se debe a una combinación de factores: renovación de flotas, instalación de energías renovables, mejora de la eficiencia energética e impulso de los combustibles alternativos.
Es el segundo mercado más importante del mundo en volumen de pescado, por detrás de Toyosu, en Tokio
La electromovilidad también es una de las apuestas más visibles. Mercamadrid dispone ya de 20 puntos de recarga de acceso público y 38 plazas para vehículos eléctricos, lo que ha supuesto un aumento del 7% en la energía recargada y un 6% en las sesiones realizadas en 2024. Además, se están incorporando vehículos frigoríficos eléctricos para la distribución urbana, reduciendo así la contaminación y el ruido en la ciudad.
Estas iniciativas se desarrollan en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid, en el marco de un protocolo general para impulsar la movilidad eléctrica.
La alianza permite avanzar hacia un modelo de transporte urbano más limpio y alineado con las zonas de bajas emisiones que se implementan en las grandes capitales europeas. Asimismo, la transformación digital está redefiniendo la logística en Mercamadrid. El complejo participa en el programa europeo “Mobilities for Europe”, que persigue el desarrollo de ciudades climáticamente neutras e inteligentes. En este marco, se han proyectado pilotos de gran calado: vehículos autónomos eléctricos conectados, infraestructuras inteligentes IoT, cargadores bidireccionales, redes eléctricas renovables e incluso proyectos vinculados al hidrógeno. Con ello, el uso de big data, inteligencia artificial y 5G permitirá mejorar la gestión del tráfico interno, optimizar las rutas de distribución, anticipar picos de demanda y garantizar un suministro más eficiente y sostenible. Explican desde Mercamadrid que, para un mercado que opera con productos altamente perecederos, estas herramientas no son un lujo, sino una necesidad.
ZBE
Este gran hub logístico también ha recibido el impacto de la regulación y tiene la obligación de adaptarse a las zonas de bajas emisiones. Pese a que las normativas de emisiones y las restricciones de acceso al centro urbano representan un desafío para la zona, Mercamadrid señala a Diario del Puerto que ha asumido este escenario como una oportunidad para modernizarse.
La infraestructura de recarga eléctrica y el impulso a flotas menos contaminantes facilitan la transición hacia un modelo compatible con las regulaciones actuales y futuras. El reto está, por tanto, en seguir garantizando el equilibrio entre eficiencia operativa, competitividad empresarial y sostenibilidad medioambiental.